El pensamiento de Voltaire durante la revolución francesa

Voltaire ansiaba una revolución.

John Foxx/Stockbyte/Getty Images

A pesar del hecho de que vivió y murió mucho antes de la Revolución Francesa, la literatura de Voltaire cuestionaba muy profundamente el status quo de una manera que atraía a muchos revolucionarios. Lo que es más, como muchos revolucionarios, sufrió por sus creencias. Terminó en prisión dos veces por sus declaraciones, y fue incluso llamado el anticristo.

Patrocinado por el Comité de Seguridad Pública

La obra de Voltaire, Brutus, fue la única obra prerrevolucionaria que fue "seleccionada por el Comité de Seguridad Pública para ser presentada una vez por semana pagada por fondos públicos para inspirar el fervor revolucionario". La obra, que trataba el asunto del deber patriótico, fue popularmente recibida el 17 de noviembre de 1790. Muchas de las consignas revolucionarias contenidas en esa obra, hicieron que los miembros de la audiencia la aplaudieran ruidosamente. Mientras que algunos de los asistentes defendían el divino derecho del rey a reinar, muchos otros gritaban durante las escenas, "¡Hurrah por Voltaire!".

Instando a la revolución a través de panfletos

Voltaire ansiaba una revolución. Se lo cita habiendo señalado que, " Todo lo que veo dispersa las semillas de la revolución que seguramente llegará, y que no tendré la felicidad de ver". Con el objetivo de ejercer influencia política a través de sus escritos, Voltaire escribió panfletos frecuentemente, además de su otra producción literaria. Dado que estos eran más baratos para comprar para los plebeyos, los dirigió a este público. Voltaire comentó sobre la popularidad de los panfletos comparado con sus trabajos más extensos: "Un folio de veinte volúmenes nunca harán la revolución. Se trata más de los panfletos baratos de 30 monedas que son de temer".

Máximas revolucionarias

Durante la Revolución Francesa, muchas de las líneas provenientes de trabajos de Voltaire fueron usadas como máximas populares. Como muchos de ellos trataban de asuntos de derechos civiles, absurdos políticos y la necesidad de la libertad de religión, sus escritos fueron asociándose con muchas de aquellas máximas. Una de las más frecuentemente usadas durante la revolución era de una obra llamada Mahoma, que trataba sobre la intolerancia religiosa: "Los mortales son iguales; no es el nacimiento sino solo la virtud la que hace la diferencia". Reflejando preocupaciones de patriotismo y libertad, otras dos máximas populares de ese tiempo fueron: "Cuán querida es la patria a todos los corazones bien nacidos" y " La libertad está grabada en mi corazón, y el horror a los reyes".

Controversia religiosa

En 1792, un autor de nombre Causidicus escribió una crítica mordaz contra Voltaire, culpando al filósofo de incitar actitudes que habían inspirado a los revolucionarios a tomar el palacio de las Tullerías el 10 de Agosto de 1792. Específicamente Causidicus citó que los puntos de vista de Voltaire con respecto a la religión eran irresponsables al afirmar que " el evangelio es una fábula de primera magnitud, el Salvador un ídolo fantástico, un fantasma de la imaginación". De hecho, a Voltaire le desagradaba la religión organizada y prefería la pura filosofía libre de la interferencia religiosa. Sus puntos de vista, ciertamente controversiales, deben ser considerados en el contexto de su tiempo. Como con toda institución en la Francia prerrevolucionaria, la iglesia era vista por muchos como despreocupada en el verdadero bienestar espiritual de muchos de sus feligreses.

Nuevo entierro

El 11 de julio de 1791, todos los 70 volúmenes del trabajo de Voltaire fueron llevados en un ataúd dorado. Fueron precedidos por una gran procesión, que incluía una orquesta completa y 12 caballos grises. Acompañando los escritos estaba Voltaire, cuyas cenizas fueron transferidas al Panteón durante este festival magnífico de la Revolución Francesa. Celebrada con fanfarrias y estandartes que proclamaban los nombres de sus trabajos más populares, la ceremonia comenzó en las ruinas de la Bastilla, dónde Voltaire había estado preso.

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