Actividades cristianas para niños utilizando la sal y la luz

Tu hijo podrá ver cómo la luz de Dios puede hacer que la oscuridad del pecado huya.

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Jesús usó imágenes comunes, como la sal y la luz, para ilustrar verdades extraordinarias. Él dijo que los creyentes tenían que ser sal y luz para el mundo, según Mateo 5:13-16. La sal y la luz eran metáforas que tenían sentido para los seguidores de Jesús, y son simples como para que los niños las entiendan. Algunas actividades pueden ayudar a tus hijos a entender y recordar las verdades que se encuentran en los versículos de Mateo, y ponerlas en práctica.

La sal y el gusto

La comida sin sal no tiene sabor. Puedes ilustrarlo al darle a tu hijo dos tazones con palomitas de maíz, una con sal y la otra sin sal. Pídele que pruebe los dos y decida cuál de ellos sabe mejor. Cuéntale que Jesús dijo que si la sal pierde su sabor –su salinidad– solo sirve para ser tirada y pisoteada. Deja que tu hijo pruebe galletas con y sin sal. Pregúntale, “¿Cómo te gustaría comer si nada tuviera sal? También puedes preguntarle, “Jesús dijo que nosotros somos la sal del mundo. ¿De qué forma, nosotros los creyentes, podemos darle sabor a este mundo?”

La sal y el hielo

Cuando cae nieve o cuando las calles o las veredas tienen hielo, las personas espolvorean sal en el pavimento para derretir el hielo. Dale a tu hijo un tazón con hielo triturado y un salero. Pídele a tu hijo que sale el hielo y vea cómo se derrite. Dile, “El amor de Dios puede derretir un corazón congelado por el odio o la tristeza. Podemos amar a los demás, con el amor de Dios, y ser la sal en la vida para otros”. La sal sobre el hielo permite que sea más seguro caminar. Dile a tu hijo, “Vivir de acuerdo a las leyes de Dios hace que el mundo sea un lugar más seguro porque vivimos de acuerdo a las leyes de amor de Dios”.

La sal y la luz

La sal con su forma cristalina refleja la luz, hacienda que las cosas brillen. Corta una cruz de un polipropileno grueso y limpio, y haz un agujero pequeño en la parte de arriba para poder colgarlo. Pídele a tu hijo que pinte uno de los lados de la cruz con pegamento transparente y que espolvoree pequeños granos de sal sobre el pegamento. Deja que el pegamento se seque, y luego sacude los granos de sal extras de la cruz antes de pasar una cinta por el agujero para poder colgar la cruz en un ventana para que brille. Recuérdale a tu hijo, “Tenemos que brillar con la luz de Dios en el mundo. Dime cómo podríamos lograr eso.” Hagan una lluvia de ideas sobre las formas en que tu hijo puede traer la luz de Dios al mundo, como por ejemplo, al sonreír a otros, amándolos o siendo amable con las personas.

Luz y oscuridad

Ilustra para tu hijo cómo la luz hace que la oscuridad se desvanezca. Tu hijo puede estar dentro de un armario cerrado y prender una linterna para ver qué tan rápido la luz hace desaparecer a la oscuridad. Otra opción sería que tu hijo use una luz fluorescente que pueda maniobrar en el cuarto oscuro. Una tercera opción sería dejar que tu hijo pinte una roca o un bloque de madera con pintura que brilla en la oscuridad, y colocarla afuera bajo el sol para que recoja luz. Y así podrá ver cómo la pintura almacena la luz y de esa forma el objeto seguirá brillando luego de que se oculte el sol. Le puedes decir, “Esto brilla como nosotros brillamos cuando Jesús es parte de nuestros. Cuando vivimos de acuerdo a las leyes de Dios, reflejamos Su luz al mundo y hacemos que otros recuerden el amor de Dios. Una cuarta opción sería prender la luz en un cuarto oscuro y ver lo rápido que la oscuridad desaparece. Dile, “Cuando Dios entra a una vida, Él saca toda la oscuridad del pecado. Esa es la razón por la que debemos contarle a otros sobre Jesús, así podrán prender la luz en sus vidas”.

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