Diez postres sin manteca

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Los postres son los reyes de la gastronomía. Pocas son las personas que se resisten a la tentación de coronar una comida con una buena receta dulce. Sin embargo, existen muchos a los que la presencia de la manteca les para a la hora de consumirlos. Pero no deben temer por ello: existen muchos postres que se hacen sin ese ingrediente y que no pierden ni un ápice de sabor y originalidad. Además, la ausencia de la manteca en dichas recetas las hace más saludables para el consumidor y aportan variedad a la hora de degustar un postre.

Overview

Tiramisú

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Seguramente sea el postre más conocido de la repostería italiana. Su propagación internacional no conoce límites, y su consumo es habitual en muchos países del mundo. Es un postre frío preparado en capas que tiene como ingredientes principales el huevo, el queso mascarpone, el café y el cacao en polvo. En base a esto, hay multitud de revisiones según el cocinero y el país que se visite. Surgió en Treviso en los años 50 del siglo XX, por lo que es bastante reciente. Para los que quieran evitar la manteca, se trata de una excelente y muy conocida opción.

Flan

Renée S. Suen

Un conocido de los paladares de medio mundo. Leche, azúcar y huevos son los ejes sobre los que gira este postre. En sus inicios, allá por el Imperio Romano, se acostumbraba a espolvorearle pimienta. Este hecho tan curioso cambiaría en la Edad Media, donde el azúcar le sustituiría para siempre. Aunque generalmente en su elaboración se opte por los huevos y la vainilla, existen otras variaciones que incluyen elementos como almendras, pistachos y hasta frutas. En Sudamérica, el flan suele estar acompañado por el dulce de leche, sobre todo en Argentina. Un pecado para los golosos.

Gelatina de frutas

Eugene Wei

Es muy común ver en los supermercados multitud de gelatinas de sabores de frutas. Aunque la mayoría de las veces ya están hechas, se puede comprar aparte y elaborar postres propios con la cola de pescado, que es como se conoce al producto con el que se hace. Se trata de un postre de gran sabor y bajo en calorías que ayuda a mantener la forma sin darle la espalda al paladar. La gelatina es esencialmente agua y proteínas, dos elementos indispensables para llevar una vida muy saludable. Degustar un buen postre no tiene por qué estar reñido con la salud.

Natilla

Santiago P.A.

Una de las cremas más famosas y consumidas en la gastronomía española. Realizada a base de leche, yemas de huevo, azúcar y aromas como la vainilla o el limón, se cree que la natilla nació en el seno de los conventos de toda Europa. Su reducido coste económico, su sencilla elaboración y su riqueza alimentaria la convierten en una opción interesante para aquellos que no quieran complicaciones ni grandes alardes monetarios. Se le suele espolvorear canela y acompañarla de una galleta. Los intolerantes a la mantequilla, no tienen nada que temer: ni rastro de ella en su elaboración.

Torrija

Torrija

Representante genuino de la Semana Santa española que consiste en una rebanada de pan empapada en leche, vino o miel, que luego es rebozada en huevo y más tarde frita en aceite. Algunos optan por espolvorearla con canela o endulzarla con almíbar o azúcar. Su consumo en la Semana Santa no es casualidad, ya que su elevado contenido calórico pretendía saciar a los comensales en unas fechas en las que no se podía consumir carne. En algunos países de Sudamérica se elabora de una forma similar, sólo que se les da forma de bollo y se les denomina torrejas.

Leche frita

Malglam

Un representante más de la repostería española. En este caso, su elaboración pertenece más al norte de la Península Ibérica que al resto del país. Se trata de un dulce de harina que se cuece con leche y azúcar hasta que espesa. Luego, la masa resultante se corta en porciones que luego se fríen. Aunque muchas regiones españolas reclaman su autoría, lo cierto es que su origen real es incierto. Aunque no contenga ni rastro de manteca, su elevado contenido en calorías puede convertirle en un pecado prohibido para aquellos amantes de la comida sana.

Panna Cotta

Ulterior Epicure

Una joya italiana, algo menos conocida que el tiramisú, pero igualmente sabrosa, y lo más importante: sin manteca. Puede ser una opción muy interesante para aquellos que huyen del colesterol. En su preparación entran en juego la leche, el azúcar, la crema de leche y la gelatina. Normalmente suele hacerse de frutas, aunque la variedad es amplia. Procede de la región italiana de Piamonte, aunque hoy día es normal encontrarla en restaurantes italianos de muchas partes del mundo. Su estructura y tacto son parecidos a los del flan, pero tiene el aliciente de ser más ligera.

Mousse

Mousse

Receta de origen francés que guarda su secreto en las claras montadas a punto de nieve. Gracias a ellas, la estructura de la mousse adquiere una consistencia esponjosa que encarna su seña de identidad. Aunque la más conocida es la de sabor a chocolate, existen numerosas variaciones que incluyen hasta mousse saladas. El hecho de que se elaboren con yemas de huevo crudas implica que hay que tener especial atención y cuidado para consumirla pronto y mantenerla bien refrigerada. Sin haber rastro de manteca, la presencia del huevo hace de la mousse un postre altamente calórico.

Turrón

Turrón

Cuando hay turrón, se sabe que la navidad llegó. Es un postre fijo de las fiestas invernales en los hogares. Y lo mejor de todo: no lleva manteca. Se trata de una masa dulce obtenida por la cocción de miel a la que posteriormente se le incorporan almendras peladas y tostadas. La masa obtenida de este proceso es más tarde amasada, dándosele forma de tableta rectangular. Su tacto es duro, y la variedad más deseada es el chocolate. Su sabor es tan especial que no es raro encontrar helados y otros postres con sabor a turrón.

Arroz con leche

Arroz con leche

Uno de los postres comunes en la gastronomía iberoamericana. Se obtiene cociendo lentamente el arroz en leche con azúcar. Con el fin de aromatizarlo, se suele acompañar de canela, vainilla o cáscara de limón. En regiones españolas como Asturias, es típico servirlo con azúcar quemada en la superficie, mientras que en países como Argentina se presenta con dulce de leche. Su origen apunta a Asia, que lo habría exportado posteriormente a Europa y África, y de ahí a Sudamérica. Se puede consumir frío o tibio y supone una opción muy válida para aquellos que quieran escapar de la repostería con manteca.

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