Tipos de trabajos que realizaban los niños durante la Revolución Industrial

Durante la Revolución Industrial el trabajo infantil era la norma.

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A comienzos de la Revolución Industrial existían pocas leyes que protegían a los niños de las duras y hasta a veces mortales condiciones laborales. A medida que las fábricas se expandían, los dueños de dichas fábricas, molinos y minas necesitaban mano de obra ágil que fuera lo suficientemente joven e inculta como para intentar quejarse acerca del pago y el trato injusto que muchas veces debían soportar de la mano de los propietarios, gerentes y supervisores. Los niños, en aquel entonces, eran los empleados ideales. Los trabajos que realizaban eran por lo general peligrosos y las horas de trabajo agotadoras.

Trabajos al aire libre

Muchos de los niños que vivieron durante éste período trabajaban al aire libre. De acuerdo con Nettlesworth Primary School algunos trabajaban como barrenderos, mientras que otros eran vendedores ambulantes. Los barrenderos debían barrer las calles sucias de estiércol de caballo y lodo para hacer lugar a los peatones y choferes de carretas que recorrían la ciudad. Los vendedores ambulantes vendían productos como flores, cordones y molletes por toda la ciudad. Además algunos trabajaban en el campo. Por ejemplo, los granjeros los contrataban como espantapájaros cuyo trabajo consistía en ahuyentar a los pájaros de los cultivos, protegiendo su sustento.

Trabajo en fábricas

Muchos niños trabajaban largas y agotadoras horas en fábricas. A menudo trabajaban duro para dueños, gerentes o supervisores crueles. Las condiciones no eran seguras. Uno de los trabajos tenía lugar en las fábricas de fósforos. Un fundidor de fósforo era un niño cuyo trabajo consistía en sumergir palillos en un elemento denominado fósforo, el cual es mortal si una persona lo inhala en gran cantidad. Más aún, este químico hacía que los dientes de los niños se pudrieran y algunos hasta morían por inhalar los gases del fósforo. Otro trabajo de fábrica era en los molinos de algodón. Los dueños de los molinos llevaban huérfanos y los hacían trabajar duramente. Había poco o nada de tiempo para el ejercicio, jugar o tomar aire. Los obligaban a trabajar incluso los domingos. No había tiempo para el culto ya que los jefes deseaban que pasaran el día limpiando las máquinas. Algunos niños sufrían heridas serias ya que se quedaban dormidos sobre las máquinas. Otros perdían cabello ya que se les quedaba atrapado en distintas partes de las máquinas, arrancándolos de sus cabezas.

Minas de carbón

Los niños también trabajaban en las minas de carbón como atrapadores. Eran contratados para abrir las trampillas tirando de una cuerda cuando veían que las carretillas de carbón se aproximaban. Los niños mayores trabajaban como transportadores de carbón, llevando grandes canastos en sus espaldas. Más adelante, si sobrevivían lo suficiente, sufrían de algún tipo de afección pulmonar, incluso cáncer. No existían leyes de seguridad en el lugar de trabajo.

Residencia

A pesar del que el gobierno británico prohibió el uso de niños como deshollinadores en 1832, los dueños de grandes casas continuaron empleándolos. El típico deshollinador comenzaba su carrera entre los cinco y diez años de edad. Como resultado, cuando éstos niños comenzaban a trabajar por primera vez sufrían cortes y moretones. Sin embargo, cuanto más trabajaban, más resistente a los incidentes se volvía su piel y la frecuencia de los cortes se reducía. No obstante, deshollinar chimeneas exponía a estos pequeños a inhalar hollín y otros materiales que no eran buenos para sus pulmones.

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