Definición de economía por Adam Smith

Adam Smith fue un filósofo y economista que nació en 1723, se le considera el Padre de la Economía y el Capitalismo, siendo un pionero de la rama económica política que se opone a la interferencia del gobierno en los negocios. De tal manera, a los 36 años inició su creación literaria, entre las que destaca su libro más famoso: “La Riqueza de las Naciones”.

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¿De dónde surgen las fortunas de las naciones?

Su título completo es “Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones” y en él, el autor parece dotar al individuo común del poder necesario para guiarse a sí mismo. Smith menciona que el interés propio, es decir, de un individuo por su propio bienestar, es el que dirige todos los aspectos de la actividad humana, por lo que el ser humano depende del incremento de la productividad y por ende, la acumulación de capital.

En un estudio de desarrollo económico y pensamiento capitalista, se parafrasea a Smith explicando que la fortuna está comprendida por tres elementos distintos: un fondo social de consumo, tales como los productos perecederos; el capital circulante social, por ejemplo, los productos terminados en poder de una empresa; y el capital fijo social, tales como los edificios y el capital humano. Es así como luego determina que la fortuna patrimonial de una nación surge de la diferencia entre el total de activos y el acumulado de las deudas externas. Por lo que el valor de una nación, si se la quisiese vender, no estaría sólo en la existencia de oro, negando así la visión de los mercantilistas de su época.

Por otra parte, el filósofo también afirmó que el consumo anual de una nación dependerá a su vez del trabajo anual, mediante el cual se contribuye al fondo que provee de todas las cosas necesarias para la vida. Sin esta realidad, los estados no podrían comprar productos a otras naciones. De tal manera, en el capitalismo de Smith, los seres humanos se necesitan mutuamente. Sin un intercambio de mercado no habría actividades eficaces que promuevan la división del trabajo, y simplemente, no podría mantenerse la producción dentro de nuestras estructuras sociales.

El autor de “La Riqueza de las Naciones” afirmaba que el capital, ese elemento famoso que da nombre al capitalismo, vendría a ser un fondo económico que permite al propietario vivir bien por un largo periodo de tiempo sin trabajar. Su fórmula consiste en que alguien puede procurarse capital circulante, si asigna una parte de los esfuerzos al consumo y otra al ingreso, para lo que tendría que manufacturar o comprar bienes que luego se venderían por un beneficio; mientras que se daría origen al capital fijo, si se mejoran unas tierras, por lo que el bien produciría ingresos sin cambiar de dueño.

Durante la Revolución Industrial, él fue uno de los filósofos que vio una ventaja en el desempleo causado por el reemplazo de oficios por maquinarias. De tal manera, consideraba que es inevitable la acumulación de capital mediante el aumento de la productividad, por lo que el desempleo consigue su balance en la creación de nuevas tareas, profesiones y oficios que realmente contribuyan a tal aumento.

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¿Cómo se vincula el trabajo para el capital y la riqueza de una nación?

En la introducción de “La Riqueza de las Naciones”, analizada por El Financiero de México, las comunidades de trabajo y producción conforman la división social del trabajo, satisfaciendo el consumo y la subsistencia de los habitantes. Pero no todo es bienes y negocios, la comunidad política debe responder con instituciones y reglas que regulen las relaciones entre individuos y otras naciones. De tal manera, en la sociedad capitalista no deja de atenderse a los que no pueden trabajar: niños, ancianos y personas con discapacidad o enfermedades crónicas.

En el capitalismo de Smith, el trabajo juega un papel central que se vincula con su teoría del desarrollo, por lo que puede pensarse que una nación es una comunidad de trabajo. Pero no sólo se toma en cuenta al recurso humano, sino también a la utilización de maquinaria mediante la aplicación de las ciencias para resolver problemas cotidianos. Todo con tal de contribuir al aumento de la productividad.

Aún si hay pobreza en la sociedad, Smith aseguraba que su disminución vendría cuando la opulencia generada se derrame sobre las clases inferiores, beneficiando a los individuos con nuevas ocupaciones y tareas que les permitan seguir siendo parte de esos engranajes de trabajo. Además, si la productividad excede las expectativas, los precios de los bienes existentes van a comenzar a bajar y quienes tienen menos dinero podrán acceder a mayores recursos que antes no disponían.

No todos los trabajos son iguales, y la antropología económica de Smith demarca la diversidad de la existencia humana al establecer que la división de trabajo responde a las diferencias de talento, por lo que un filósofo no sería igual que un mozo de cuerda, debido a que ocupan posiciones distintas en la sociedad, poseen aptitudes diferentes y una educación disímil.

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¿La Economía es nada más para los economistas?

Smith postula que la ciencia económica es el estudio de la riqueza de una nación, y en su obra “Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones” explica cómo el campo económico se permea en el comercio y la tasación de bienes:

“No hay nada más sutil que el agua; pero con ella apenas se puede comprar cosa alguna ni recibir cosa a cambio. Por el contrario, un diamante apenas tiene valor de uso, pero generalmente se pueden adquirir, a cambio de él, una gran cantidad de otros bienes”, decía este filósofo escocés, que estudió retórica, literatura y ética. De estas palabras, podemos interpretar que el aumento del valor de un producto se debe a su alta demanda pero poca oferta, mientras que el agua, siendo el producto que Smith describe como de poco valor en su metáfora, mantendría su poco valor en un entorno donde exista en abundancia.

Algo que marca a todas las naciones capitalistas es la circulación de monedas, y es que Adam Smith postula que no puede haber sociedad comercial sin dinero. Él en su obra se dedica a hacer un recorrido histórico sobre el uso y forma de las monedas desde la Antigüedad en el Mediterráneo hasta sus tiempos contemporáneos en Europa, descubriendo que la moneda ha facilitado el comercio, afianzándose en instituciones sociales que dan valor al dinero en circulación. Por lo que para nuestro interesante autor, una sociedad que no participa del comercio ni acumula capital, estaría en un estado primitivo, en el cual le sería imposible alcanzar el progreso.

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