Cómo cocinar remolachas frescas

Las remolachas frescas son un sabroso placer para la cena.

George Doyle/Stockbyte/Getty Images

Cocinar remolachas frescas proporciona un plato saludable y sabroso, especialmente para los que solamente han probado las remolachas en lata. Preparar las remolachas frescas es un proceso sencillo, y con unos pocos pasos, puedes preparar fácilmente un montón de remolachas para el almuerzo o la cena con poca preparación previa.

Step 1

Lava las remolachas y tallos muy bien, aunque las hayas comprado en el supermercado. Luego de lavarlas, corta los tallos a unas 3 pulgadas (7,6 cm) de la remolacha. Dejar el tallo impide que las remolachas sangren demasiado, y las hace más cómodas de sostener y terminar de pelar cuando están cocidas. Coloca el agua en una olla grande, como de hacer caldo. Pon las remolachas en el agua y hazlas hervir. Luego continua hirviéndolas hasta que se ablanden.

Step 2

Luego de revisar si están tiernas, clava un cuchillo afilado o una brocheta en la más grande, sácalas del fuego y escurre el agua. Asegúrate de dejarlas enfriar un poco antes de escurrir para evitar las quemaduras por el vapor. Pon agua fría en un bol u olla limpia y coloca las remolachas dentro. Toma cada una por el tallo que le dejaste, que estará suave, y empuja hacia la raíz. La piel se deslizará fácilmente. Algunos trozos pueden quedarse pegados, pero solo frótalos con tu mano y saldrán. Coloca las remolachas peladas en un bol limpio a medida que vayas pelando.

Step 3

Luego que las remolachas han sido peladas y colocadas en un bol, pon una envoltura de plástico o una tapa si no vas a servirlas enseguida. Antes de servir, recaliéntalas en el microondas con algo de mantequilla. Pueden rebanarse en trozos si necesitas más porciones. Rebánalas después que se hayan enfriado completamente.

Step 4

La otra mitad de los tallos que cortaste también puede ser hervida hasta que esté tierna. Un poco del caldo puede guardarse para recalentar las remolachas. Después que han hervido los tallos, escúrrelos y colócalos en una sartén con un poco de aceite y rehógalos un poco. Añádeles sal si lo deseas. Toda la remolacha es comestible, exceptuando la piel.

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