¿Comer avena puede aumentar la producción de leche en la lactancia?

Se recomienda comer avena caliente para el desayuno para aumentar la dosis de leche de una mamá.

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Una dosis inadecuada de leche durante la lactancia es una preocupación común para las nuevas mamás. Casi todas las mamás, a menos que estén muy desnutridas, son capaces de producir suficiente leche materna para sus bebés. Aunque no hay estudios científicos que hayan probado que la avena aumente la cantidad de leche, hay un gran número de opiniones personales positivas que validan el comer avena para tratar de aumentar la dosis de leche.

Recomendaciones según la experiencia de otras personas

Comer avena para el desayuno es una recomendación común para aumentar la dosis de leche. No hay ninguna investigación que pruebe que la avena aumenta la producción de leche materna. Sin embargo, según Kelly Bonyata, una International Board Certified Lactation Consultant (Consultora internacional de lactancia clasificada [IBCLC por su sigla en inglés]) las experiencias personales de muchas mujeres y expertos en lactancia, así como las tradiciones de algunas culturas, indican que la avena aumenta la cantidad de leche materna. Si estás luchando por mantener tu producción de leche, Bonyata indica que la avena es una forma saludable, segura y natural para aumentarla.

Por qué funciona la avena

La avena podría afectar la producción de leche manera de varias maneras. Una característica especial de la avena es que es una gran fuente de hierro. Cuando los niveles de hierro de la mamá están bajos, o padece anemia, uno de los síntomas es la disminución de la producción de leche. La avena es también una comida de consuelo para algunas mujeres, y cuando una mamá en lactancia se siente cómoda y relajada, la leche baja y aumenta su producción.

Recomendaciones acerca de la avena

Bonyata recomienda un tazón de avena caliente cada mañana como desayuno. Algunas madres han reportado que han visto un efecto positivo en su producción de leche tras comer avena instantánea y galletas de avena también. La avena no produce reacciones adversas; sin embargo, aquellas que sean sensibles al gluten o celíacas deberían tener cuidado. Si tienes alguno de estos problemas habla con tu médico antes de añadir la avena a tu dieta.

Recomendaciones sobre la dieta en general

Comer avena solamente no aumentará tu producción de leche. Una mamá en lactancia requiere una dieta completa y balanceada que sea alta en vitaminas y minerales. Para obtener las vitaminas y minerales que necesitas, National Institutes of Health recomienda consumir frutas y vegetales, granos enteros, alimentos ricos en proteínas y lácteos altos en calcio. Las frutas ideales para apoyar la lactancia son aquellas altas en vitamina C, vitamina A, y ácido fólico. Los granos enteros puede encontrarse en el pan, el arroz y la pasta. Las comidas ricas en proteínas incluyen la carne, el pollo, el pescado, las nueces, los huevos y los frijoles secos. Los lácteos ricos en calcio son la leche, el yogur y el queso.

Señales de una producción de leche baja

La creencia de tener una baja producción de leche puede ser causada por una mala percepción sobre cuál es la producción normal de leche o por la inseguridad de algunas madres al tener que amamantar. Las señales que suelen ser mal interpretadas como una baja producción son los senos que se suavizan, el tener que alimentar al niño más seguido, el alimentar a niño por periodos más cortos de tiempo, que el niño presente inquietud o malhumor, que el bebé se asiente más rápido tras beber su fórmula, y que su crecimiento disminuya después de los tres meses de edad. En Australian Family Physicians, Lisa Amir menciona como signos confiables de una baja producción de leche: subir menos de 500 g de peso (o 1,1 libras) por mes; que el bebé pese menos de lo que pesó las dos primeras semanas tras el parto; ir al baño menos de seis veces al día y que la concentración de orina sea alta; heces poco frecuentes y duras, secas y verdes; un lloriqueo débil; tono muscular bajo; y membranas mucosas resecas dentro de la boca. Si notas cualquiera de estos signos contacta al pediatra de tu bebé.

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