Cómo comer una bellota

Cosecha bellotas silvestres y haz harina con ellas.

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Una vez el tema de batallas entre indios, los robles que producen bellotas proporcionan una excelente fuente de fibra, vitaminas y minerales. La carne de una bellota sabe agria por los taninos, un tipo de astringente orgánico, que impregnan una bellota cruda. Comer bellotas crudas sin procesarlas puede causar un sabor desagradable, malestar estomacal y estreñimiento. Muele una tanda de bellotas para hacer harina y usarla para pasta o alimentos cocidos, o puedes tostarlas en el horno para hacer un aperitivo saludable.

Bellotas tostadas

Step 1

Escoge entre tus bellotas y descarta cualquiera con agujeros o moho, o las que estén machacadas. Colócalas en un colador y enjuaga con agua fresca para quitar la tierra o los restos.

Step 2

Rompe las bellotas con un cascanueces o un martillo. Algunas variedades de bellotas tienen cáscaras suaves, lo que las hace difíciles de abrir con un cascanueces. Si ese es el caso, coloca varias bellotas sobre media toalla. Dobla la otra mitad sobre ellas y abre las cáscaras con golpes firmes de un martillo. Descarta las cáscaras.

Step 3

Coloca las bellotas abiertas en una olla grande. Cúbrelas con agua fría. Lleva las bellotas y el agua a ebullición con calor alto en el fogón.

Step 4

Drena las bellotas en un colador tan pronto como el agua empiece a hervir. Ponlas en la olla y cúbrelas de nuevo con agua. Repite el proceso, llevándolas a ebullición y drenándolas. Realiza este proceso tres veces más para sacar los taninos de las bellotas.

Step 5

Precalienta un horno a 300 grados Fahrenheit (148,8º Celsius). Extiende las bellotas en una única capa en una bandeja de cocción sin engrasar.

Step 6

Cocina las bellotas de 30 a 60 minutos. Quítalas cuando empiecen a dorarse. Déjalas enfriar antes de comer.

Step 7

Guarda las bellotas en un contenedor hermético en el refrigerador. Estarán bien hasta un mes.

Harina de bellota

Step 1

Escoge entre las bellotas y descarta las que estén en mal estado o dañadas. Enjuágalas en un colador bajo agua fría. Ábrelas con un cascanueces o un martillo. Tira las cáscaras.

Step 2

Vierte 1 c. de pulpa de bellota en la abertura de un molinillo de comida. Coloca un cuenco grande en el extremo opuesto del molinillo. Gira el mango, moliendo las bellotas para hacer harina. Repite el proceso hasta que todas las bellotas estén molidas.

Step 3

Cubre la harina de bellota con agua hirviendo. Deja que se asiente en agua durante una hora. Drena el agua de la harina, vertiéndola a través de un tamiz fino. Vierte agua hirviendo de nuevo sobre la harina, dejando que el agua se lleve los taninos. Repite unas cinco veces, o hasta que la harina tenga un sabor ligeramente dulce.

Step 4

Reviste otro cuenco grande con dos capas de estopilla, con tela suficiente para colgar sobre los bordes. Vierte la harina húmeda en el cuenco revestido. Levanta los bordes de la tela y gira la parte superior para asegurar la harina en su sitio.

Step 5

Estruja el agua restante en la harina. Gira la parte superior de la estopilla para librarte de tanta agua como puedas.

Step 6

Precalienta un horno a 175 grados Fahrenheit (79,4º Celsius). Extiende la harina de bellota sobre una bandeja de cocción sin engrasar. Hornea la harina de 60 a 90 minutos, hasta que se haya convertido en una harina seca y desmenuzable. Mezcla la harina cada 15 minutos, mientras se seca de manera uniforme.

Step 7

Guarda la harina de bellota en un contenedor de cristal en el refrigerador. Úsala en panes, magdalenas, tortitas y otros bienes cocinados. Rocía la harina en cereales de avena o cocinados para añadir un sabor a nueces a tu desayuno.

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