Cómo manejar a los adolescentes demandantes

Manejar a adolescentes demandantes puede ser apabullante para los padres

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Mientras batallan por saber quiénes son y cuál es su lugar en el mundo, los niños con frecuencia son demandantes. A medida que sus demandas aumentan y mientras tú tratas de mantener un balance entre la permisividad y el control, tu relación con tus adolescentes se puede estresar. Antes de que te des por vencido, en un intento por salvar lo que queda de tu sanidad, aquí tienes algunas estrategias efectivas para ayudarte a manejarlos.

Haz una pausa y recuerda cómo era cuando eras un adolescente, tratando de tener una relación con tus padres mientras furiosas hormonas se contraponían a los problemas de autonomía causando un remolino de emociones. Si eras como la mayoría de los adolescentes, tus sentimientos hacia tus padres probablemente estaban en un constante estado de cambio, por lo que sentías que los amabas en un momento e inmediatamente sentías que no los podías soportar. Reconoce que tu hijo está batallando con los mismos problemas que tú batallaste.

Siéntate para tener una charla con tu adolescente. Explícale, con voz amable pero firme, que como su progenitor le debes amor y cuidado físico, pero nada más. Dile que tratarás de cumplir sus deseos cuando te sea posible, pero que simplemente no le puedes dar todo lo que quiere porque no es esa la manera en que se desenvuelve la vida. El sicoterapista Michael J. Hurd, Ph.D. enfatiza que si pones restricciones los ayudarás a prepararse para el mundo real y aprender que la conducta demandante será contraproducente una vez que lleguen a la adultez y es un paso crítico en el desarrollo de un adolescente.

Deja de ser permisivo. Como los niños más pequeños, los adolescentes viven lo que aprenden y aprenden lo que pueden esperar de ti. Si tu hijo está demandando demasiado deberás mirarte largamente en el espejo, porque puede ser que haya más que una posibilidad de que tú te debas culpar por ello. Como señala el Dr Hurd, tu adolescente se sentirá con derecho a las cosas a las que se ha acostumbrado, que le dan un falso sentido de derecho que con frecuencia lo hará actuar con rabia y resentimiento hacia todos los que no cumplan sus deseos.

Pon y haz cumplir los límites. Sé firme pero justo y deja que tu adolescente sepa que cuanto más razonable se muestre en sus pedidos tú estarás más dispuesto a aflojar las riendas.

Controla el grupo de amigos de tu hijo. Fuera de la familia, los amigos de tu hijo son con frecuencia una gran influencia. Dile a tu hijo que si su conducta no se modifica y mejora deberás considerar seriamente sus amistades. Con frecuencia sólo amenazar con detenerlo para que no vea a sus amigos tendrá un profundo impacto en su actitud, pero ten cuidado si amenazas; si lo haces debes estar seguro de que respetarás tus palabras o terminarás teniendo una situación peor en tus manos cuando vea que no cumples lo que prometiste.

Busca ayuda profesional. Si todo lo anterior falla, busca un terapeuta de familia que te ayude a descifrar por qué tu hijo y tú se pelean. Puede ser que haya problemas subyacentes para la conducta demandante de tu hijo que tú no podrás diagnosticar o manejar.

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