Cómo controlar la ira y la frustración al tratar con niños

Calmarse antes de disciplinar a tu hijo puede evitar las discusiones y las luchas de poder.

BananaStock/BananaStock/Getty Images

Los niños tienen una habilidad especial para apretar los botones de los adultos. Ya sea que estás tratando con un niño de jardín de infancia que se niega a cooperar o con un estudiante de secundaria que responde, puede que te resulte difícil mantener tu ira y frustración bajo control. Sin embargo, perder la paciencia con un niño no sólo dañará tu relación, sino que también modelará un estilo ineficaz del manejo de la ira. Como psicóloga Laura Markham dice que le estarás enseñando a los niños que los adultos tienen rabietas también. A través del uso adecuado de las técnicas del manejo de la ira, puedes evitar arremeter contra los niños y mantener una relación positiva.

Aléjate de la situación si es posible. Dile a tu hijo que necesitas un minuto para calmarte y luego ve a otra habitación para hacerlo.

Respira lenta y profundamente desde el diafragma o el intestino en lugar de hacerlo desde tu pecho. Cuenta hasta 10 o repite una palabra tranquilizadora como "relájate", "Yo soy el adulto" o "Yo puedo manejar esto". Visualiza algo que te tranquilice, como una experiencia relajante o un momento en que tu hijo te hizo reír. Trata de usar el humor en tus visualizaciones, si crees que tu hijo está actuando como un pequeño diablo, visualízala en medias rojas con una barba de chivo, y si piensas que no está siguiendo tus reglas, imagínate a ti mismo como un rey o una reina en un elaborado traje en el sofá del salón como tu trono.

Agita tus manos vigorosamente o estira tu cuerpo para "sacudir" el estrés si todavía te sientes enojado. Si estás en una habitación diferente a la de tu hijo, camina de ida y vuelta. Continúa visualizando las cosas tranquilas o divertidas en lugar de cavilar sobre lo que tu hijo hizo para hacerte enojar.

Reformula tus pensamientos de enojo de una manera más positiva. En lugar de pensar: "Es un monstruo" o "Ella nunca va a recordar su tarea," piensa "Está actuando de manera infantil porque es un niño" o "Es frustrante que se le olviden las cosas, pero ella necesita ayuda para recordarlas". Las palabras negativas como "monstruo" o las palabras exageradas como "siempre" y "nunca" te pueden hacer sentir como que la situación no va a cambiar, lo cual puede provocar que te sientas impotente e incluso más enojado.

Imagínate la situación desde la perspectiva de tu hijo. Si tu niño está golpeando o mordiendo, puede ser porque está tan molesto que no recuerda maneras más saludables de lidiar con sus emociones o porque él todavía está aprendiendo que las otras personas tienen sentimientos. Esto puede ayudarte a recordar que tu hijo no está tratando deliberadamente de hacer tu vida más difícil.

Habla con un tono y unas palabras calmadas cuando disciplines a tu hijo. Esto te ayudará a sentirte más tranquilo y también es menos probable que lo moleste y haga una escalada de la situación.

Analiza la situación en la que te sientes más tranquilo para averiguar la mejor manera de evitarlo en el futuro. Si tu hijo tiene la edad suficiente para resolver los problemas contigo, reclútalo para que ayude a encontrar una solución. Si estás enojado porque tu hijo sigue olvidando el hacer su tarea, puedes descubrir que necesita mejores estrategias de organización o que tiene miedo de hacerla porque no entiende el material.

eHow en espanol
×