Cómo detener los sentimientos de envidia en los adolescentes

Es difícil para los adolescentes no desear lo que otros tienen.

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La envidia es una emoción que los adolescentes suelen experimentar. La constante comparación entre compañeros y la búsqueda de aceptación crea un ambiente propicio para una interminable montaña rusa de problemas emocionales. Como padre, debes manejar la envidia con comprensión y apoyo. El asesoramiento profesional también puede ayudar a un adolescente a lidiar con esta poderosa emoción.

Incrementa la autoestima de tu hijo. La envidia puede derivarse de la carencia de autoestima y una mala valoración de sí mismo, según un estudio publicado en la revista Developmental Psychology en enero de 2005. Si trabajas para ayudar a tu hijo a sentirse bien acerca de quién es, es probable que pase menos tiempo comparándose con los demás. Cuando surjan sentimientos de envidia, ayuda a tu hijo a reflexionar sobre sus propios logros y habilidades. Una vez que le recuerdes las áreas en que se destaca, es probable que sus sentimientos de envidia disminuyan.

Habla sobre el tema. Un adolescente puede obsesionarse con pensamientos de envidia y percibir en otro adolescente un valor o popularidad poco realistas. Permite a tu hijo hablar de sus sentimientos de envidia, y luego direcciona sus percepciones a proporciones más realistas. Puntualiza que no se debe valorar a una persona por la ropa que usa o por las cosas que posee. Explícale que lo importante es tener un carácter fuerte para tomar buenas decisiones, mostrar bondad hacia los demás y trabajar duro para alcanzar sus metas. Direcciona los pensamientos de tu hijo para que reconozca su propio valor --quizá enfatizando el trabajo duro que realiza en la escuela para lograr buenas calificaciones, o cómo destaca en las actividades extracurriculares, o el hecho de que tiene muchos amigos porque es amable con los demás-- para así ayudarle a romper los pensamientos persistentes de envidia que pueda experimentar.

Analicen las recompensas de la verdadera amistad. Cuando tu hijo exprese envidia hacia los logros o éxitos de un amigo, discutan la importancia de ser un buen amigo. Por ejemplo, si demuestra envidia porque su amigo obtuvo un automóvil por su cumpleaños, podrías platicarle que cuando eras joven tu mejor amigo obtuvo también un automóvil, y que estabas muy feliz por él y que ambos disfrutaron paseando en el automóvil durante el verano. Explícale que compartir la alegría de un amigo es más gratificante que actuar de forma envidiosa y amargada.

Enseña a tu hijo a usar sus sentimientos para motivarse. Por ejemplo, si tu hijo está celoso porque un amigo destaca en un deporte o habilidad, invítalo a reflexionar sobre las cosas en las que él sobresale. Explícale que si siente que no sobresale en algo concreto, entonces debería usar su envidia como un incentivo para intentar algo nuevo y encontrar su vocación, o que debería esforzarse más en algo que él disfrute.

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