Cómo ser padre cuando estás de mal humor

Sal a caminar para que se te vaya el mal humor y puedas continuar con tus responsabilidades de crianza de manera positiva.

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Nadie puede estar alegre todos los días invariablemente. Aún los mejores padres tienen días malos. Por estar de mal humor las responsabilidades de crianza no desaparecen mágicamente hasta que uno esté mejor. Deberás apretar los dientes y atravesar la situación desagradable sin dejar de encargarte de tus hijos incluso cuando estés de mal humor. Ocupándote de ti mismo podrás ocuparte de tus hijos de manera efectiva.

Detente y piensa sobre tu estado de ánimo y toma una decisión consciente para no permitir que tu mal humor afecte la interacción con tus hijos. Tampoco permitas que el estado de ánimo afecte el nivel de paciencia con ellos. La University of Illinois Extension advierte que los niños son sumamente sensibles tanto a los buenos como a los malos estados de ánimo de sus padres. Es normal que ellos se tomen el tiempo de percibir el estado de ánimo de sus padres para determinar si están estresados o amargados. Si el niño percibe estrés, es probable que evite causar más o que intente ayudar a sus padres a sentirse mejor.

Simplifica tu programa diario si es posible. Cuando amenace el mal humor y te sientas estresado o abrumado, puede ser de ayuda simplificar el programa diario para que así el día sea más manejable. Reprograma citas y compromisos, si es posible, y concéntrate en tus hijos.

Planifica una excursión con los niños para cambiar el ritmo de las cosas y el paisaje. Pasar todo el día desanimado en la casa no te ayudará a que se vaya el mal humor. En lugar de ello, salgan de la casa. Salgan a un zoológico o a un parque de la zona a jugar. Si el clima no es agradable, diríjanse a un lugar cubierto que les levante el ánimo a todos; el centro comercial, un museo para niños o la biblioteca, por ejemplo.

Sal a caminar con tus hijos y el perro si lo tienes. Coloca a los pequeños en un coche de bebés para hacer jogging y ponte a hacer ejercicio. Si tienes hijos más grandes, haz que anden en bicicleta contigo mientras caminas con marcha rápida. La Universidad de Idaho afirma que el ejercicio ayuda a reducir la irritabilidad, la frustración y la ira. Al aumentar el ritmo cardíaco puedes reducir las emociones negativas que estén arruinando el estado de ánimo y dificultando continuar con tu día. Según esta Universidad, el ejercicio hace que el cuerpo libere endorfinas, que ayudan a levantar el ánimo.

Pon algo de música y baila por toda la sala de estar con los chicos. Elige las canciones favoritas de ellos con las que les gustará mover el esqueleto. También puedes elegir música del género que te guste a ti que sea alegre y levante el ánimo; en general los niños no son muy exigentes con la música para bailar. La música estimula las regiones del cerebro que procesan los sentimientos placenteros, según un estudio realizado por Anne J. Blood y Robert J. Zatorre sobre la música y las emociones. Al escuchar tu música favorita o canciones específicas que te gusten, es normal que tu humor mejore y que el nivel de satisfacción aumente.

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