Compartir el Evangelio con los adolescentes

El método para compartir el Evangelio debe adaptarse a la audiencia.

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La difusión del Evangelio cristiano a través de la predicación y el testimonio personal es el mandato conocido como la Gran Comisión (las últimas palabras de la instrucción de Jesús a sus discípulos antes de su Ascensión). Antes de compartir el Evangelio con los demás, asegúrate de conocer bien tus motivos para hacerlo. Los principales expertos en organizaciones religiosas coinciden en que no existe una única manera para compartir tu fe con los demás.

Establecer la confianza

Hazte amigo de los adolescentes en tu esfera de influencia o en el vecindario. Una vez que una relación se ha solidificado, servirá como una base de confianza en la que podrás construir. La gente en general es mucho más propensa a creer y aceptar lo que escucha de un amigo. Esto es especialmente cierto para los adolescentes.

A menudo, los jóvenes son reacios a hablar sobre temas delicados como el valor moral, porque han experimentado juicios y desaprobación. Si tienes una relación lo suficientemente estrecha con tu hijo y sus amigos, ellos ya conocen tus puntos de vista religiosos. Si no están al tanto de cómo te sientes y cuáles son tus creencias, puede que no seas la mejor persona para compartir el Evangelio con ellos.

Fomentar las dudas

La adolescencia es un momento de cuestionamiento y exploración. Algunas personas piensan que la actual generación es la primera que se crió en una sociedad post-cristiana. Muchos adolescentes no han tenido ningún acercamiento al Evangelio ni a ninguna otra parte de la Biblia.

Investigaciones del Barna Group indican que los hijos del milenio (también llamados millennials) son criados en una cultura pluralista. Para su forma de pensar, no hay verdad absoluta. La generación Y está abierta a múltiples creencias y a crear su propio sistema de fe.

Permite a los jóvenes hacer preguntas acerca de otras religiones. Ten cuidado de no mostrar opiniones negativas o de desaprobación. Es posible que desees que los jóvenes acepten tus creencias sin cuestionarlas, pero también debes alentarlos para que obtengan una comprensión de las diferencias con otras religiones. Permite que las descubran y lleguen a su propia decisión y aceptación del Evangelio.

Adolescentes hablan con adolescentes

Una manera de compartir el Evangelio con un adolescente es a través de otro adolescente. Los adolescentes hablan el mismo idioma y comparten experiencias comunes a través de la televisión, la música y otros entretenimientos. Un ministerio de juventud activa puede proporcionar un tiempo y un lugar para que los adolescentes se reúnan a hablar sobre el Evangelio y buscar respuestas a sus preguntas. Los adolescentes en busca de algo más grande que ellos mismos para creer darán la bienvenida a la oportunidad de desarrollar una comunidad con otros buscadores. Facilitar reuniones de dos o más familias con adolescentes es otra manera de proporcionarles un entorno social agradable en el que pueden interactuar.

Conectar a través de una causa

Otro atractivo para los adolescentes es una causa o misión que puedan compartir. Muchos jóvenes están deseosos de encontrar maneras de hacer una diferencia positiva en su mundo. El Evangelio habla directamente a esas necesidades. Los relatos de Jesús alimentando a los hambrientos (Mateo 14:13-21, y Mateo 15:32-39); la parábola del buen samaritano (Lucas 10:30-35); y los muchos relatos de sanación y perdón que se encuentran en los Evangelios ilustran modelos de compasión cristiana para con aquellos que son menos afortunados.

Aterriza tus expectativas

Compartir el Evangelio con los adolescentes les ayuda a solucionar cuestiones difíciles. Trata de esperar oportunidades en lugar de bombardearlos con información y consejos que no han solicitado. Recuerda tus propias experiencias al acercarte a Cristo. Sé paciente. Puede ser que los adolescentes con quienes compartes el Evangelio lo estén escuchando por primera vez. Permite que hagan este viaje a su manera y a su propio ritmo.

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