Bibliotecas electrónicas

No es necesario que estén ubicadas en edificios públicos llenos de pilas de libros. En el siglo XXI, las bibliotecas están integradas por textos guardados electrónicamente y a los que podemos acceder a través de las bases de datos de Internet. Estos textos permanecen en un lugar y no necesitan ser reubicados, además de ser fáciles de encontrar. Como actualmente es posible acceder a los registros de estos textos en las bibliotecas mediante las computadoras, las personas que buscan un autor determinado o libros sobre un tema particular, son remitidas fácilmente hacia ellos.

Personal para ayuda

Tanto en una biblioteca de escuela como en una grande de ciudad, las personas que buscan en sus recursos, tienen la posibilidad de obtener ayuda por parte del personal del lugar. Siempre hay un bibliotecario, aún en las bibliotecas más pequeñas, mientras que en las grandes hay equipos de voluntarios o personal pago que ayudan a las personas respondiendo preguntas o recomendando libros. Ayudan a interpretar información y a explicar conceptos, como la forma en que está organizada la biblioteca.

Catalogar sirve para organizar

Las bibliotecas, ya sean tradicionales o electrónicas, siempre tienen un catálogo. La tarea de compilarlo está a cargo de profesionales capacitados, ya que debe reflejar su naturaleza y los usos para los que fue creada. Por ejemplo, el catálogo de una biblioteca de universidad será creado teniendo en cuenta las búsquedas que realizan estudiantes y académicos. Luego, será ingresado en una computadora para que los usuarios pueden ubicar lo que necesitan. Esta ventaja posiciona a una biblioteca tradicional por encima de una en Internet, donde ubicar un recurso puede demandar más tiempo.

Recursos solo pra imprimir

Algunos textos y otros recursos no están disponibles en formato electrónico. A menudo, éste es el caso de ediciones limitadas de periódicos o textos muy antiguos. Una persona que desee consultarlos debe concurrir a una biblioteca tradicional para hacerlo.

Restricciones

Cuando una biblioteca está ubicada en un edificio abierto al público, el acceso a sus recursos está limitado por la cantidad de tiempo que está abierta físicamente. Las que son públicas tienen horarios de atención; a una persona que llega demasiado tarde no se le permite consultar los recursos. Además, los usuarios tienen una restricción respecto del tiempo que pueden tener un ejemplar en su poder, dado que deben devolverlo dentro de un determinado período de tiempo.

Actualización de una biblioteca

A veces, en una biblioteca tradicional, la utilidad de sus instalaciones puede estar restringida por el tiempo que toma actualizarla. Los libros devueltos necesitan ser reubicados en los estantes, y los nuevos ejemplares deben ser catalogados y asignados en los espacios disponibles antes de ser puestos a disposición de los usuarios. Por lo tanto, hay veces en que una biblioteca no cuenta con la información más reciente.