Deberes y responsabilidades de los reyes en la Edad Media

Carlomagno formó uno de los primeros reinos de la Edad Media.

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En la estela de la caída del Imperio Romano, Europa Occidental entró en una era de barbarie y caos donde las civilizaciones se redujeron a una existencia tribal y los imperios eran una imposibilidad. Al salir de esta inestabilidad, los reinos fueron formados por hombres de pasión y voluntad fuerte. Mientras que el Imperio Romano había gobernado a sus súbditos de forma autónoma y sin cuestionamientos, los reyes de la Edad Media estaban sujetos a normas sociales y religiosas que aseguraban la lealtad de sus súbditos.

Competencia militar

En la Edad Media, los reinos y las naciones se formaron por la fuerza militar, y un rey se hacía monarca a través de su capacidad para gobernar. Ya fuera un líder tribal o un señor noble, un rey tenía que inspirar a otros hombres en posiciones de liderazgo a seguir su ejemplo, y esto se hacía generalmente a través de proezas en el campo de batalla. Una vez que el rey había forjado su reino, se esperaba que lo protegiera adecuadamente, luchara contra los invasores y expulsara las amenazas cada vez que fuera necesario. La falla en estas tareas daría lugar a la pérdida del respeto de sus súbditos.

Sabiduría en la administración

Todos los regímenes de la historia han requerido cuotas monetarias para financiar su administración, y los reinos de la Edad Media no fueron la excepción. Una de las tareas más difíciles para estos reyes era la recaudación de impuestos, debido a que la comunicación con las tierras exteriores era difícil y por lo tanto el poder era normalmente muy descentralizado. Como resultado de ello, era muy tentador para los reyes recaudar impuestos cuándo y de quién pudieran, cargando a los ricos de la ciudad mucho más que a aquellos de las tierras circundantes simplemente porque era más fácil hacerlo. La capacidad de los reyes para recaudar impuestos de forma consistente y justa aseguraba que sus súbditos le siguieran siendo fieles, en vez de que rebelarse y luchar debido a los impuestos exacerbados.

Promoción de la iglesia

La gente de la Edad Media postulaba que el derecho de su rey para gobernar derivaba de la posición que le daba Dios. Por lo tanto, el deber del rey no consistía solamente en proteger a sus súbditos y administrar con justicia como Dios mandara, sino que también era responsable de la promoción de la Iglesia. Esto significaba proteger los bienes de la Iglesia, respetar las creencias cristianas, y proporcionarle recursos propios (espacios para el culto y para vivir). Si el rey no promovía la Iglesia, los obispos o el papa podían declarar que no tenía derecho a gobernar, liberando así a sus súbditos de su obligación cristiana de obedecerle.

Identificación de oportunidades económicas

Aunque los impuestos eran el método más importante de recaudación de dinero para su régimen, los reyes también necesitaban estar al tanto de nuevas oportunidades económicas para expandir sus mercados comerciales. De esta manera, aseguraban que el dinero fluyera en su reino, proporcionando a los súbditos los recursos necesarios para pagar los impuestos reales. En muchos aspectos, la protección y la adquisición de recursos económicos era, de hecho, aún más importante para la recaudación de dinero que cobrar los impuestos, ya que si él era capaz de hacer ricos a sus súbditos, necesitaba cobrarles un porcentaje menor sobre sus ingresos con el fin de recaudar dinero suficiente para su régimen.

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