Prepara los zapatos

Limpia cualquier escombro del cuero del zapato antes de aplicar el lustre. Puedes hacerlo con un cepillo y agua fría, frotando la superficie cuidadosamente, tanto de la suela como del zapato. Cualquier grano de arena o suciedad que permanezca va a interferir con el lustrado, en detrimento del brillo final. Lava tus manos con agua y jabón. El aceite en tus dedos puede perjudicar la absorción del lustre aceitoso. Para un lustrado total, quita los cordones de los zapatos para que la lengüeta también pueda ser lustrada.

Usa un trapo limpio

Envuelve un trapo de algodón limpio alrededor de tu dedo de forma tal que una sola capa de tela cubra la yema. Moja suavemente el dedo envuelto en agua tibia, pero evita que la tela se empape. Sólo deben usarse pequeñas cantidades de agua, para evitar que el agua manche el acabado final. Escoge un lustre con un color parecido al del cuero del zapato. Sumerge tu dedo envuelto en el lustre y comienza a aplicarlo a la superficie del cuero.

Aplica el lustre

Frota el lustre en pequeños movimientos circulares sobre la superficie del zapato. El lustre al principio parecerá aceitoso y opaco, pero luego de que continúes puliendo, aparecerá su brillo. Ésto puede tomar tiempo, dependiendo de la antigüedad del calzado. Los zapatos más viejos pueden resistirse al lustre, pero puedes hacerlos brillar con un poco de quemado.

Quemado

Coloca una vela encendida sobre una superficie estable, o halla un secador de cabello con opción de secado con poco calor. Guía el zapato lustrado cuidadosamente alrededor de la fuente de calor, pero siempre manteniendo una distancia de varios centímetros. Ten cuidado de no quemar el cuero, el término simplemente se refiere a un proceso de calentamiento. El objetivo del quemado es derretir suavemente el lustre aceitoso, para que sea más sencilla su absorción en el cuero.

Acabado

Continúa frotando el lustre con el dedo cubierto en paño hasta que aparezca el brillo. Puede ser necesario aplicar más lustre, dependiendo en el nivel de brillo que deseas. Repite el calentamiento suave del lustre, acompañándolo con movimientos circulares continuos sobre la superficie completa del calzado. Rota el trapo de algodón sobre tu dedo para usar tela limpia cada vez.