Step 1

Todo comienza con tus prácticas de lavado y secado. Prueba lavar con agua tibia o fría en lugar de agua caliente. La temperatura más baja reducirá la probabilidad del material de contraerse en el lavado. La compensación, por supuesto, es que el agua caliente limpia mejor la ropa.

Step 2

Si has usado una secadora eléctrica para secar tus blusas encojidas, deja de hacerlo. Cuelga tus blusas, el peso inicial del agua estirará suavemente y alargará el material mientras cuelga, y la falta de calor eléctrico prevendrá que el material se encoja cuando se seca. Si el largo (y no el tamaño en general) es lo que te preocupa, puedes usar pinzas para tender en la parte inferior de la blusa para añadir presión vertical.

Step 3

Planea. Si quieres estirar una blusa, debes comenzar el proceso antes de la noche que la usarás. Intentar estirarla con las manos antes de salir dejará marcas raras y arrugas poco naturales, lo que luce tan mal como una blusa demasiado ajustada, si no es que peor.

Step 4

Estírala mientras duermes. Una forma de estirar una blusa la noche antes de usarla es usarla cuando duermes. Los movimientos que haces y la suave fricción entre la blusa y las sábanas aflojarán las fibras de la blusa significativamente para el momento en que despiertes.

Step 5

Si no quieres que parezca que dormiste con tu blusa, puedes rellenarla con almohadas, cobijas o toallas antes de acostarte. Asegúrate de que tenga suficiente presión para mantener el material suavemente expandido durante la noche. Rellena la blusa de forma pareja para evitar marcas de estiramiento y usa toallas enrolladas o fundas para rellenar los brazos.