Cinco aspectos de profesionalismo de un maestro

Escrito por María Lafenetre ; última actualización: February 01, 2018
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Quien se dedica a la docencia sabe que su tarea implica una gran responsabilidad, ya que ser maestro o profesor no solo significa ocuparse de la transmisión del conocimiento, sino también estimular a los estudiantes a ser artífices de su propio aprendizaje. Entre los numerosos aspectos que definen a un buen maestro, podemos considerar cinco que resultan fundamentales: desarrollar su actividad profesional con dedicación , demostrar conocimiento de la materia que se imparte, motivar a los estudiantes, tener capacidad de planificación y cultivar la paciencia y la flexibilidad.

Dedicación

Todo buen maestro debe ser consciente de que el proceso de enseñanza-aprendizaje demanda un fuerte compromiso de seguimiento por parte del docente. El acompañamiento de la evolución del estudiante, así como la realización de cursos de actualización y perfeccionamiento, constituyen una evidencia de profesionalidad. Además, conviene tener en cuenta que, siendo la docencia una profesión dinámica que requiere una actualización permanente, puede volverse también una carrera muy gratificante, plena de oportunidades de desarrollo personal y profesional.

Conocimiento de la materia

Un buen docente debe demostrar un amplio conocimiento de la materia que imparte, así como dedicar el tiempo necesario a su propia formación. No se puede enseñar algo que no se sabe. Esto no significa que el maestro deba ser necesariamente un experto en su campo, sino que debe observar y reflexionar sobre su propia acción didáctica, buscando la evolución progresiva de sus conocimientos para luego compartir sus experiencias de aprendizaje con los alumnos.

Motivación de los estudiantes

Uno de los principales objetivos de un docente debe ser generar en los estudiantes el deseo de aprender, ya que solo despertando el interés del alumnado se logra un aprendizaje real y significativo. Un buen maestro busca proponer actividades estimulantes, establecer relaciones entre los contenidos impartidos y las experiencias vitales del estudiante, incentivar la participación en clase y establecer un clima afectivo que proporcione a los estudiantes el nivel de confianza necesario para el óptimo desarrollo de su aprendizaje.

Planificación en función de objetivos

Los maestros eficaces establecen objetivos y contenidos, planifican sus clases y plantean pautas de evaluación claras. Las tareas propuestas siempre deben ser consecuentes con las metas de aprendizaje previstas. Organizar y gestionar las situaciones de aprendizaje, sin perder la flexibilidad que requiere toda actividad docente, permite decidir justificadamente las intervenciones didácticas pertinentes para lograr los objetivos planteados.

Paciencia y flexibilidad

Todo maestro sabe que cada una de sus jornadas de trabajo proporciona nuevas e inesperadas experiencias. En consecuencia, una de las principales características de un docente debe ser la capacidad de adaptación y superación de las situaciones de clase, incluso las adversas. Esto requiere no solo intentar conocer las características individuales y grupales de sus estudiantes, sino también armarse de paciencia para enfrentar situaciones complejas. Mantener una relación de empatía con los estudiantes, así como una actitud positiva y flexible ante la diversidad de vivencias –académicas y personales- originadas en el aula, es uno de los requisitos fundamentales de profesionalidad de un maestro.

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