Step 1

Evita que las hojas se enrollen modificando el suelo para que drene apropiadamente. Levanta las plantas de tomate y echa 1 lb. (450 g) de composta y 1/2 lb. (225 g) de arena por planta. Esto aumenta el drenaje para que la planta no sufra síntomas de hojas curvas a causa del agua. Estas hojas curvadas no afectarán la planta. Crecerán nuevas hojas si la deformación es causada por problemas con el agua.

Step 2

Mide la cantidad de agua que está recibiendo cada planta usando un medidor de agua. Introduce el medidor en el suelo hasta 1/2 pulgada (1,25 cm) del indicador. La lectura debería indicar humedad media. Si está demasiado mojado, deja que el suelo se seque antes de volver a regar.

Step 3

Levanta cubiertas de hilera sobre las plantas de tomate para mantener a las chicharras lejos del follaje. Las chicharras llevan el virus de la hoja curva, el cual comienza enrollando las hojas, progresa con decoloración púrpura, tallos y hojas rígidas, y el fruto se pudre rápidamente o se cae. No tiene cura, por lo tanto es mejor prevenirlo. Las cubiertas de hilera también evitan la luz solar excesiva, que causa la acumulación de carbohidratos y puede hacer que las hojas se curven.

Step 4

Aplica un pesticida orgánico en aerosol al primer signo de peste. Las pestes también causan estrés a la planta y pueden afectar las hojas. Algunos insectos son vectores para otras enfermedades, por lo tanto es mejor mantenerlos lejos de los tomates. Sigue las instrucciones de la etiqueta del producto para la cantidad y frecuencia de aplicación.

Step 5

Aplica los herbicidas en aerosol cuando no haya viento, y cubre las plantas de tomate. Los tomates son muy intolerantes a los herbicidas; aún el contacto leve puede hacer que las hojas se curven y se deformen. Dependiendo del tipo de herbicida, la planta podría morir. Rocía las plantas con abundante agua si piensas que pueden haber tenido contacto con un herbicida.