¿Cuál es el método de búsqueda más utilizado en la escena de un crimen?

El método de punto a punto asegura la integridad de las pruebas en el escenario de un crimen.

police barricade in nyc image by jedphoto from Fotolia.com

Un crimen puede cometerse en cualquier lugar y en cualquier momento: en un coche, en una casa, en un medio acuático, en la cima de una montaña, en lugares públicos o privados, de día o de noche. El método elegido para buscar en la escena de un crimen vendrá determinado básicamente por el lugar, y el momento, en que ha ocurrido. Los que se suelen utilizar para recabar en estos escenarios son: de cuadrícula, de líneas, radial, espiral, de zonas y punto a punto.

Integridad de la escena del crimen

En la escena de un crimen, los investigadores a menudo solamente disponen de una buena oportunidad de búsqueda antes de que la contaminación (introducción de materiales extraños) del escenario se convierta en un problema. Con la llegada de tantas personas al lugar, desde transeúntes y medios de comunicación hasta personal médico y legal, los indicios presentes en la escena podrían perder su integridad, por lo que no podrían ser presentados como prueba ante un tribunal. Ésta es una de las razones por las que el método de punto a punto sea el más utilizado: es menos probable que contamine la escena del crimen.

Consideración del método

Cuando se realiza una búsqueda en la escena de un crimen lo que se pretende es identificar y asegurar las pruebas, para llegar a comprender los hechos acaecidos y poder recabar material físico que apoye un posible arresto, enjuiciamiento y condena. Por lo tanto, el método a emplear (de cuadrícula, de líneas, de punto a punto, radial, espiral o de zonas) se elegirá en realidad en función del crimen ocurrido, de la localización del escenario (y dificultades de acceso al mismo) y del alcance de los recursos y equipos disponibles. El procedimiento que más se ajuste a estos criterios se considerará el más adecuado para ser utilizado en la escena del crimen en ese momento.

El método más popular

Henry Lee, experto forense reconocido a nivel nacional, que presta sus servicios en el Laboratorio Criminalístico Forense de la Policía del Estado de Connecticut, asegura que el método de punto a punto es la forma de búsqueda más conocida y utilizada en la escena de un crimen, ya que se trata de un procedimiento muy productivo. A través de éste se busca relacionar la víctima, las pruebas físicas y la escena, con el sospechoso.

No obstante, este método requiere que la persona encargada de recabar pruebas realice un gran trabajo. El investigador debe ser muy observador; además, tiene que ser capaz de discernir el significado de sus hallazgos y de establecer vínculos lógicos entre los signos de actividad hallados en la escena del crimen, que podrían llevar a otros puntos dentro de esa misma escena, donde se podrían encontrar pruebas adicionales. (Ver libro de Henry Lee en la sección de Recursos más abajo).

El método más flexible

Además de ser el método más comúnmente utilizado, el procedimiento de punto a punto se puede usar junto con cualquiera de los otros cinco, ya que en él es fundamental la observación, el análisis y el razonamiento deductivo. Sin embargo, los otros procedimientos (de cuadrícula, de líneas, radial, espiral y de zonas) no cuentan con esta flexibilidad, ya que únicamente tienen que ver con el patrón utilizado para cubrir físicamente y caminando un espacio geográfico determinado: en cuadrículas, en línea, en líneas radiales partiendo de un punto, en espiral o por zonas.

El método asegura la integridad

Además de ser el más utilizado, práctico y flexible, el método de punto a punto tiene otra cualidad: no pone en riesgo de contaminación la escena del crimen. En los demás, suele haber más de una persona caminando por el escenario del hecho (en línea recta, en cuadrículas o en círculos) y cabe la posibilidad de que se introduzca material extraño que ponga en peligro las posibles pruebas.

Sin embargo, en el procedimiento de punto a punto se restringe la interacción física a aquellas zonas de la escena que ya hayan arrojado pruebas evidentes (un cadáver, un arma de fuego, etc.) y a cualquier área de interés que haya sido generada por la observación de indicios, por ejemplo, marcas de sangre en el alféizar de una ventana o por el razonamiento deductivo: un casquillo ha desaparecido y hay un agujero en una de las paredes.

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