Inmediatamente después del fallecimiento

Tras la pérdida de un padre, un hijo sentirá dolor y angustia, además de confusión. A edades más jóvenes, puede ser difícil de entender plenamente la muerte y el niño estará confundido acerca de lo que esto significa para él y su futuro. Habrá muchas preguntas en la mente del niño e inmediatamente podrá sentir apego hacia otra persona o separarse de todos a su alrededor. En el caso del fallecimiento repentino e inesperado, estos síntomas se multiplican.

El duelo

El proceso de duelo puede comenzar inmediatamente, pero algunos niños lo retrasan hasta que pasa el caos. El proceso de duelo a menudo puede evitar que aprendan y se desarrollen socialmente como se debe en el aula, y puede causar depresión infantil. Atrasarse en la escuela y separarse de las actividades sociales no hará sino aumentar esta depresión y ocasionar otros trastornos mentales.

Más tarde en la vida

Un niño que ha perdido a uno de sus padres es tres veces más propenso a sufrir de depresión junto con el trastorno de estrés post traumático más adelante. También es propenso a tener problemas para relacionarse, formar lazos con los demás y sentirse seguro en el mundo que le rodea; también es más propenso a desarrollar un problema con el abuso de substancias tóxicas e incluso intentar suicidarse.

Obteniendo ayuda para el niño

Conseguir la ayuda que el niño necesita después del fallecimiento de uno de sus padres es lo más importante. El niño necesita el amor y la compañía de aquellos en los que más confía para que se pueda sentir a salvo y seguro de sí mismo. Es importante para el otro padre, los maestros y otros familiares notar las señales tempranas de depresión y otros trastornos psicológicos, y solicitar ayuda de inmediato.