Signos de un matrimonio sin amor

La discusión constante es un indicador de un matrimonio sin amor.

Jupiterimages/Brand X Pictures/Getty Images

A pesar de que la mayoría de los matrimonios comienzan con felicidad y euforia de embarcarse en un viaje juntos de por vida, los sentimientos de los cónyuges pueden desvanecerse con el tiempo. A medida que se centran en criar a sus hijos y carreras en ascenso, se olvidan de nutrir su amor. Como consecuencia, su matrimonio se vuelve aburrido y predecible. La comunicación y la intimidad disminuyen mientras que el tiempo por separado se vuelve más común, debilitando su lazo hasta que ya no hay amor.

Discusiones

Cuando uno o ambos cónyuges sienten que no son escuchados, o que sus opiniones y comentarios no son valorados, dejan de expresarse e interiorizan sus sentimientos. Esto resulta en un quiebre de comunicación dentro del matrimonio, lo cual se convierte en fuente de frustraciones para los cónyuges. Cuando finalmente se comunican, suelen convertirse en discusiones, aumentando así la frustración que ambos miembros de la pareja sienten por el otro y por el matrimonio en sí.

Mucho tiempo separados

Una vez que las discusiones se convierten en el método principal de comunicación en una relación, los cónyuges se evitan entre sí para minimizar las chances de seguir discutiendo. Los amigos son una buena distracción, así como también escapes emocionales y confidentes, por lo cual pasan una gran cantidad de tiempo con ellos o en sus casas. Como resultado, los esposos se ven cada vez menos, contribuyendo a un quiebre agravado para la relación.

Menos intimidad

Además de la frustración por las discusiones constantes y el poco tiempo que pasan juntos, otro signo de un matrimonio sin amor se evidencia en la falta de intimidad. Los pequeños signos de afecto como tomarse de las manos y los besos cortos desaparecen. El deseo sexual entre ambos también desaparece, ya que se alimenta de la intimidad emocional, una de las primeras víctimas de una relación matrimonial arruinada. A veces, los cónyuges optan por dormir en camas separadas o en distintas salas del hogar.

Comer separados

Es común que ambos cónyuges vivan ocupados, tanto en el lugar de trabajo como en su hogar. Durante la semana, el único momento que una pareja casada puede compartir es la hora de la comida, especialmente la cena. Cuando las cenas juntos podrían haber sido un ritual sagrado durante los tiempos felices del matrimonio, las parejas infelices inventan excusas para saltear estos momentos y minimizar el contacto cara a cara con su pareja,

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