Displasia de cadera/hombros

Dos enfermedades comunes y relacionadas que afectan a los labradores son las displasias de cadera y hombros. En ambos desórdenes, los huesos de la articulación en cuestión se desarrollan de manera anormal, a menudo causando una disfunción. Los perros con displasia de cadera a menudo no muestran ningún signo de enfermedad, pero los que sí experimentan síntomas sufren dolores o rengueras en la pata afectada. Los perros con casos leves de displasia de codos sufren dolores en la articulación, y aquellos con casos serios sufren de severas lesiones secundarias en el codo. Sin tratamiento, las displasias pueden desembocar en artritis severa. El tratamiento usualmente consiste en medicación antiinflamatoria, cirugía, o ambas opciones.

Problemas en los ojos

Los labradores son también propensos a ciertas enfermedades en los ojos, específicamente cataratas, displasia de retina y atrofia progresiva de la retina. Las cataratas, como en los humanos, es el oscurecimiento de la lente del ojo, que sin tratamiento puede conducir a una uveítis, luxación o glaucoma. La cirugía para remover las cataratas es una opción, sin embargo, a menudo no es necesario, y las gotas antiinflamatorias pueden prevenir que las cataratas desemboquen en otros problemas. La displasia de retina es esencialmente una deformación que puede causar cualquier síntoma desde un impedimento visual leve hasta la ceguera total. Es intratable, y a menudo viene acompañada de cataratas. La atropía retinal progresiva lleva a un deterioro de la retina con el paso del tiempo. Los perros con esta enfermedad experimentan inicialmente ceguera durante la noche, la cual progresa a una ceguera total en un plazo aproximado de un año. No existe cura para esta enfermedad, pero los suplementos antioxidantes pueden retardar el proceso de la ceguera.

Distrofia muscular

Una de las enfermedades más comunes que los labradores contraen es la distrofia muscular. Existen muchas formas de esta afección en los perros, todas caracterizadas por una deficiencia de la proteína distrofia, que estabiliza las membranas musculares. La distrofia muscular canina afecta principalmente a los perros machos. Los síntomas usualmente se hacen visibles cuando el perro tiene 8 semanas de edad, e incluyen debilidad, rigidez al caminar, babeo excesivo, intolerancia al ejercicio, agrandamiento de la lengua, dificultad al tragar, espasmos musculares y dificultades para respirar. Dependiendo del tipo de distrofia muscular, y de la presencia o no de complicaciones, algunos perros pueden morir en cuestión de días, o incluso antes del diagnóstico, mientras que otros pueden sobrevivir varios años. No existe cura ni tratamiento demostrado, además del uso de esteroides, que a veces pueden enlentecer el progreso de la enfermedad. Sin embargo, estudios recientes han indicado la fuerte posibilidad de éxito en tratar la distrofia muscular canina con células madre.