Principio de coherencia

Dentro de un código de ética, la regla de oro generalmente funciona como un principio de uniformidad: algo más para regir sera las reglas concretas en el código y que servirán como guía para circunstancias que no están cubiertas específicamente por el código. Ayudará a que el código de ética suene lógico: es decir, todas las reglas funcionan en armonía entre sí y no hay una regla que contradiga a la otra. Si bien, no servirá de respuesta a cada situación, sí garantizará que la ética y la moral se apliquen con regularidad.

Aplicación

Debido a que la regla de oro constituye un principio básico a tantas religiones y filosofías diferentes, abarcará una amplia gama de variables de códigos morales. Hará que sea aplicable a casi cualquier situación, independientemente de si estás tratando con un código de ética profesional, una declaración de intenciones de una organización comunitaria o con la moral personal. La flexibilidad también ayuda a las personas a adecuarse a un código de ética para adaptarse a las circunstancias cambiantes sin violar el espíritu fundamental.

Compasión

La esencia de la regla de oro es la compasión y la consideración por los demás, la habilidad de ponerse a uno mismo en los zapatos de otros y tener consideración de cómo se sentirían acerca de un hecho determinado. Los principios éticos con frecuencia rigen nuestra interacción con los demás, y la compasión heredada de la regla de oro mantiene a esas interacciones justas y abiertas. Reduce la tendencia a explotar a aquellos que se encuentran en una posición más débil.

Resolución de conflicto

Todos los códigos de ética buscan calmar el conflicto entre individuos y grupos para facilitar la interacción armoniosa y promover el bien mayor para los grupos numerosos. La regla de oro tiene en su corazón la resolución de conflicto, buscando cerrar la brecha entre los individuos, las creencias y los países. Un código de ética que adopte esto alienta la solución del conflicto.

Reflexión interna

La regla de oro estimula la reflexión interna, así como la acción exterior. Si consideras cómo quieres ser tratado, eres más consciente de tus propios sentimientos y emociones, así también como la forma en que afectan la manera en que interactúas con el mundo. Esa conciencia de ti mismo hará que sea más fácil aplicar los principios éticos más eficientemente, al notar las áreas en las que es posible que no te comportes de una manera ética y puedes entonces buscar maneras de hacerlo mejor.