Factores externos que influyen en la percepción

Los olores fuertes inmediatamente pueden darle forma a tus percepciones.

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La percepción es la habilidad de utilizar la información sensorial para entender nuestro mundo. Nos permite tomar decisiones, juicios y opciones sobre otros al igual que nuestra propia seguridad y felicidad. Por ejemplo, cuando conduces a través de un nuevo pueblo, inmediatamente te formas una impresión basándote en cosas como la apariencia de los edificios, los tipos de automóviles, la limpieza de las calles y el mantenimiento del paisaje. Estas impresiones te conducen a poner los seguros en tus puertas porque te sientes amenazado, a comenzar a buscar un restaurante que parezca invitarte o a continuar conduciendo. Formas tus percepciones según factores internos y externos. Los factores internos incluyen cosas como el humor y tu interpretación de las experiencias previas, mientras que los factores externos consisten en las características sensoriales que desencadenan tus prejuicios internos y forman la base de tus reacciones.

Información sensorial intensa

Los colores brillantes, un movimiento rápido o inusual, sonidos interesantes y olores agrios atraen nuestra atención. Estos factores externos forman los ladrillos de nuestra percepción porque envían señales a nuestros cerebros para prestar atención. Por ejemplo, cuando todo tiene un color similar, la tendencia es enfocarse en detalles que relajen o aburran. Cuando hay un solo punto de color contrastante y brillante, inmediatamente lo verás, identificándolo y recordándolo. Ese punto de color cambiará tu percepción de un lugar relajante o aburrido a uno relacionado con el color. Esa percepción podría ser "este lugar es hermoso" si notas una flor o "peligroso" si notaste un incendio, pero en cualquier caso, el punto brillante domina tu percepción. Se puede decir lo mismo de otra información sensorial. Considera la música poco placentera o el mal olor en un restaurante que de otra forma sería hermoso, por ejemplo (Referencia 3, ejercicio 1).

Repetición y familiaridad

Hay una razón por la que los comerciantes luchan por tener sus productos enfrente de ti tanto como sea posible. La repetición no sólo eventualmente provocará que prestes atención, sino que le da a los productos un aura de autoridad debido a que la familiaridad conduce a la autoridad. Cuando dejas de recordar en dónde escuchaste que tal producto limpia mejor y lo asocias con resultados excelentes, la campañas de publicidad han moldeado efectivamente tu percepción. Puedes ver esto en la política y la enseñanza y en las ventas, ya que tus percepciones son formadas por mensajes repetitivos acerca de asuntos o temas.

Información única e inesperada

Como un ruido imprevisto en un ambiente pacífico, los mensajes o comportamiento inesperado pueden influir dramáticamente en nuestras percepciones. Un comportamiento de pronto malvado de un amigo confiable, por ejemplo, podría provocar que inmediatamente cuestiones tus percepciones sobre esa persona como si el buen comportamiento de una persona lo has juzgado superficialmente como desagradable. De manera similar, las reclamaciones inesperadas sobre productos o los datos históricos pueden atraer tu atención y provocar que examines un problema, idea o producto más de cerca.

Factores culturales y sociales

El comportamiento de otros y las expectativas culturales le dan forma a nuestras percepciones diariamente. Piensa en lo difícil que sería comenzar una clase con un profesor cuya reputación es la de ser injusto o excesivamente demandante con sus estudiantes una materia que es notoriamente difícil. Tu percepción de ese maestro o clase podría evitar que esté abierto a lo que realmente dice o hace. Las expectativas culturales le dan forma nuestras percepciones similarmente, ya que nos ayudan a enfocarnos en lo que es importante en nuestra cultura. Esto en ocasiones provoca tensión entre las personas de diferentes culturas en relaciones sociales y de negocios debido a una discrepancia entre sus intenciones y percepciones. Por ejemplo, desviar la mirada es considerado respetuoso en muchas culturas, pero frecuentemente es interpretado como falta de atención en Estados Unidos.

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