Los fundamentos

Las bacterias crecen en alimentos muy rápidamente, especialmente en artículos sin cocinar. Cuando el alimento se coloca en un refrigerador, las bajas temperaturas pueden retrasar el crecimiento de las bacterias, ayudando a que la comida dure más tiempo y se mantenga más sana de lo que sería de otro modo. Las bacterias pueden comenzar a crecer rápidamente a temperaturas superiores a 40 grados Fahrenheit (4º C), por lo que todos los refrigeradores se deben mantener a una temperatura inferior.

Rango de temperatura

Algunos propietarios prefieren temperaturas más frías en el refrigerador. El intervalo de temperatura para guardar y almacenar los alimentos es de entre 34 (1º C) y 40 grados Fahrenheit (4º C). Ten en cuenta que muchos refrigeradores tienen controles de temperatura y humedad sobre las gavetas y cajones de almacenamiento para mantener elementos específicos a diferentes temperaturas.

Consejos de almacenamiento

El uso adecuado de la nevera y la preparación de los alimentos antes de su almacenamiento puede ayudar a mantener la temperatura recomendada y a disminuir el deterioro de los alimentos. Mantén los alimentos cubiertos y bien envueltos. El aire frío en el refrigerador se mueve hacia abajo, con el aire más caliente cerca de la parte superior de la unidad, así que almacena los artículos perecederos en la parte inferior de la unidad, si es posible. Deja suficiente espacio alrededor y entre los elementos para permitir el flujo de aire adecuado y empuja los artículos detrás de los bordes de los cajones y los estantes para que la puerta se pueda cerrar con firmeza. Por último, mantén la puerta del refrigerador cerrada tanto como sea posible para que la temperatura del refrigerador pueda permanecer fría.

Consideraciones

Recuerda que casi todos los alimentos se echan a perder con el tiempo en el refrigerador. Si el alimento no será consumido antes de que se vuelva malo en el refrigerador, congélalo para su uso en una fecha posterior. Retira y desecha la comida que se ha estropeado, incluyendo los sobrantes que no se han comido cuatro días después de la cocción. Si la comida huele mal, parece que se ha echado a perder o es sospechosa, no tomes el riesgo; tírala.