La historia de la inseminación artificial en el ganado bovino

La inseminación artificial se utiliza para mejorar la calidad genética del ganado lechero y de carne.

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La inseminación artificial es un tratamiento de fertilización en el cual se recoge el esperma masculino y se implanta artificialmente en el sistema reproductor femenino como forma de ayudar a la concepción. En las granjas, este proceso se usa para controlar la cruza entre diferentes animales. En el ganado bovino, la inseminación artificial ha sido utilizada para producir vacas lecheras y animales de carne genéticamente superiores.

La inseminación artificial en la historia

La historia de la inseminación artificial en el ganado bovino y otros animales se remonta hacia la antigüedad. El Instituto de Ciencias Agrarias y Alimentarias de la Universidad de Florida (IFAS, según sus siglas en inglés) afirma que existen documentos de aproximadamente el año 1233 a.C. que hablan de un jeque árabe que deseaba cruzar su preciada hembra con un semental que poseía su enemigo. Este usó un algodón embebido en el aroma de la yegua para excitar al semental, con el que hizo que este eyaculara, y luego colocó el semen en el tracto reproductor de la hembra y así logró la concepción. En 1780, el naturalista italiano Lazzaro Spallanzani inseminó artificialmente una perra.

Cambio de siglo

Entre 1899 y 1900, el científico ruso E. I. Ivanoff comenzó a realizar inseminación artificial en vacas, caballo, aves y ovejas. Fue la primera persona que registró haber realizado una inseminación artificial exitosa en bovinos. Como fue tan exitoso en la inseminación artificial en animales, hacia 1931, Rusia tenía aproximadamente 19.800 cabezas de ganado.

Difusión de la inseminación artificial

Durante la década de 1930, otros países comenzaron a investigar sobre la inseminación artificial en bovinos. En 1926, en Dinamarca se fundó una asociación de inseminación artificial. Luego de visitar las instalaciones danesas en 1938, E. J. Perry, nativo de Nueva Jersey, estableció la primera cooperativa de inseminación artificial en el Colegio Estatal de Agricultura de Nueva Jersey. En los siguientes dos años, aparecieron siete cooperativas más en Estados Unidos siguiendo el modelo de Dinamarca y Nueva Jersey.

La década de 1940

En la década de 1940, el Comité de Industria Animal registró la vaca Santa Gertrudis, una nueva raza que representaba los resultados directos de la inseminación artificial en bovinos. A pesar del importante avance en la cría de ganado, les llevaría todavía 13 años más lograr mejorar el proceso. Durante ese período, los científicos se dieron cuenta de que el semen recolectado de los toros podía ser guardado congelado en una solución a base de huevo que contenía antibióticos y químicos para ser utilizado más adelante. Las universidades de Cornell y Pennsylvania llevaron a cabo pruebas genéticas en las que aprendieron cómo distribuir el material genético. Como estas universidades no patentaron el proyecto, sus técnicas de inseminación artificial fueron adoptadas en otros lugares.

Influencia sobre la industria ganadera

La inseminción artificial en bovinos ha tenido un importante impacto en las industrias lechera y de la carne, mejorando su productividad y aumentando la provisión de alimentos. La Extensión del Instituto de Ciencias Agrarias y Alimentarias de la Universidad de Florida dice que en 1970 los productores cruzaron más de siete millones de vacas lecheras. La Universidad de Ciencias Animales de Wisconsin-Madison afirma que los productores ganaderos usan la inseminación artificial por sus cuatro beneficios principales: progenitores genéticamente superiores, mantenimiento del rebaño y prevención de enfermedades, reducción de la necesidad de tener toros agresivos en las granjas y cría organizada con registro.

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