Las 10 armas más importantes de la Segunda Guerra Mundial

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La Segunda Guerra Mundial ha sido el mayor conflicto bélico que ha vivido la humanidad hasta la fecha. Dejando un saldo de millones de víctimas, en su mayoría civiles, y gran parte de las más antiguas ciudades del mundo demolidas en escombros, el enorme poder arrasador del conflicto radicó en el desarrollo de novedosas y mortíferas armas. Algunas de las tecnologías generadas en el furor del combate fueron reconvertidas luego en nuevas formas de transporte o energía. En otros casos, lo más inteligente fue mantener inactivo su terrible poder de destrucción.

Overview

Los Panzers

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La Segunda Guerra Mundial fue conocida por las tácticas de Blitzkrieg o “guerra relámpago”. A diferencia de los estáticos conflictos anteriores, que se estancaban en combates de trincheras o en lentos desplazamientos a pie o a caballo, la guerra relámpago integraba los motores a combustión no solo como forma de agilitar el desplazamiento de tropas sino como una táctica de ataque completamente revolucionaria. Los tanques gozaban de independencia de los ejércitos y se movían bajo el apoyo aéreo de los bombarderos Stuka. Sin ser de los modelos de tanque más utilitarios, los Panzers significaron ante todo un concepto nuevo de movilidad y dinámica que tomó a todos por sorpresa.

El Spitfire

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La célebre frase de Winston Churchill “nunca en la historia del conflicto humano tantos debieron tanto a tan pocos” hacía referencia a la heroica defensa que la Real Fuerza Aérea hizo de las Islas Británicas en el momento más difícil de la guerra. Enfrentando una enorme diferencia numérica con respecto a la aviación alemana, el Spitfire jugó un rol fundamental para inclinar la balanza a favor de los defensores. Mucho de lo que se le debía entonces a los valientes pilotos, se le debía a también este maravilloso aparato dotado de un motor Roll-Royce.

El tanque soviético T 34

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Si los tanques Panzer fueron el emblema de la guerra mecanizada que sorprendió a Europa en 1939, el modelo T-34 de los soviéticos fue el gran responsable de invertir el curso de la guerra. Eficiente y mucho más fácil de construir que los complejos diseños germanos, este tanque tuvo su momento épico en la batalla de Kursk (la mayor confrontación de tanques de la historia) y expulsó a las fuerzas invasoras del interior de Rusia y solo apagó sus motores recién cuando llegó al edificio del Parlamento alemán (Reichstag) en Berlín.

Las bombas voladoras V1 y V2

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Estos misiles llegaron muy tarde para cambiar el curso de la guerra pero de todas maneras significaron enormes daños para las Islas Británicas. Suponían una tecnología tan avanzada para su época que de alguna forma pertenecían al futuro y no al contexto de la Segunda Guerra Mundial. Tanto es así que constituyeron el principal componente del arsenal por el que competían los bandos durante la guerra fría. En su diseño y potencia estuvo el acceso al espacio exterior y a la conquista de la Luna.

Los submarinos U-boot

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La técnica de “manda de lobos” que introdujo el almirante Karl Dönitz permitió que estos submarinos hundieran millones de toneladas de los suministros que Estados Unidos intentaba hacer llegar al Reino Unido a través del Atlántico. Con una marina históricamente mucho más débil que la inglesa, los alemanes se las ingeniaron para dar batalla desde la profundidad del océano con estos aparatos que hicieron del acecho sigiloso su principal cualidad. Su destino quedó sellado a partir de un brillante inventó inglés que los convirtió en blancos fácilmente ubicables: el sonar.

Los bombarderos B 29

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La tecnología y los avances científicos han hecho que los modernos aviones de las potencias militares sean prácticamente invulnerables a las defensas antiaéreas terrestres o a otros aviones menos desarrollados. El B-29, sin embargo, con sus torretas y ametralladoras que le daban un aspecto de fortaleza medieval, fueron un ejemplo de cómo las batallas aéreas de la Segunda Guerra fueron una cuestión prácticamente de combate “cuerpo a cuerpo”. La terrible desolación que provocaron sus bombardeos, y el consecuente trauma que padeció toda una generación de alemanes, motivaron el inteligente ensayo “Sobre la historia natural de la destrucción”, del escritor W. G. Sebald.

Sturmgewehr 44, el primer fusil de asalto

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Con un calibre menor al de los antiguos fusiles utilizados por el ejército alemán, sufrió el desprecio de los altos mandos que no se decidieron a utilizarlo masivamente. A diferencia de la visión de futuro que supuso la mecanización de las fuerzas terrestres, esta decisión implicó la pérdida de una ventaja considerable. La prueba de esto fue que el strumgehehr sirvió de modelo de inspiración para los fusiles de asalto que adoptaron casi la totalidad de los ejércitos luego de la Segunda Guerra Mundial, incluidos el M 16 norteamericano y el Kalashinov ruso.

Los portaaviones

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Si bien durante la Primera Guerra Mundial ya se habían comenzado a utilizar pequeños buques que transportaban aviones, fue en el escenario bélico del Océano Pacífico que este tipo de arma demostró su enorme importancia para el desenlace de la Segunda Guerra Mundial. La mítica batalla de Midway entre las armadas japonesas y la norteamericana es un auténtico ejemplo de lo rápido que se descubrieron y desarrollaron las infinitas posibilidades de estas pistas de despegue flotantes que desplazaron para siempre a los antiguos cañoneros entre acorazados.

Mitsubishi A6M Zero

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Este modelo de caza fue el más utilizado por el Imperio japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Si bien no era el más eficiente y pronto mostró sus desventajas en comparación a los diseños aliados a los que debía enfrentarse, su terrible fama se debe a que era el avión que utilizaban los pilotos Kamikazes en las incursiones suicidas que significaron tantos costos materiales y se cobraron tantas vidas humanas de las fuerzas navales aliadas.

Bombas atómicas

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Estas destructivas bombas pusieron fin a la guerra pero sus efectos perduran hasta hoy en las enfermedades derivadas de la contaminación radioactiva. Lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki a mediados de agosto de 1945, se dice que lograron adelantar un par de años la rendición de las aguerridas fuerzas japonesas. El poder de estas tristemente célebres bombas es considerado insignificante en relación a la potencia del arsenal nuclear que hoy existe en el mundo. Afortunadamente, esto no ha sido demostrado en la práctica.

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