Cómo limpiar la cubierta de una chimenea de hierro fundido

La cubierta y los protectores de una chimenea de hierro fundido durarán para siempre si se cuidan adecuadamente. Su acabado los protege de gran parte de la corrosión, pero si ese acabado se raya o se daña pueden oxidarse. Las mallas protectoras de la chimenea de hierro fundido también están expuestas a la misma suciedad, cenizas y acumulación de hollín que otros protectores de chimenea. Una buena limpieza elimina todos estos elementos y cualquier resto de óxido de la cubierta de la chimenea y la protege contra la corrosión ulterior.

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Extiende una lona, varias hojas de periódico o varias bolsas de basura grandes para proteger el piso. Coloca la cubierta de la chimenea sobre esta capa protectora, con la superficie a limpiar hacia arriba.

Limpia cualquier resto o cenizas de la superficie de la cubierta con un trapo limpio y seco. También puedes aspirar estos restos con el accesorio de manguera de tu aspiradora.

Usa una cuchara de plástico para raspar y quitar cualquier residuo que esté muy pegado en la cubierta de la chimenea.

Esparce sal sobre cualquier residuo restante. Corta un limón por la mitad y usa la cara cortada del limón para fregar la superficie cubierta de sal. Esto debe eliminar cualquier resto de ceniza, polvo u hollín que aun permanezca sobre la superficie. Para la limpieza de áreas con detalles finos, esparce sal sobre la zona, exprime un poco de jugo de limón en ella y luego frota con un cepillo de dientes viejo.

Elimina la corrosión de la cubierta de la chimenea de hierro fundido lavándola con una escobilla de alambre. Si tienes un recipiente de plástico lo suficientemente grande como para poner dentro la parte corroída de la cubierta, puedes sumergirla en Coca-Cola. Deja reposar durante 3 días, agitando la Coca-Cola en el recipiente por lo menos dos veces al día. El óxido habrá desaparecido cuando saques la cubierta del recipiente.

Limpia la cubierta de la chimenea con un trapo húmedo.

Seca la cubierta de la chimenea de inmediato, ya sea con un trapo limpio y seco, o dejándola frente al fuego o a una fuente de calor que la seque. Si la dejas reposar mojada, se oxidará.

Elimina las marcas de hollín resistentes amasando una bola del tamaño de un puño de plastilina para modelar hasta que esté suave. Presiona la plastilina sobre el hollín y levántala directamente, el hollín debe salir pegado en la plastilina.

Aplica una capa fina de aceite mineral, o cualquier otro aceite tengas a la mano, sobre toda la cubierta y deja que penetre. Esto protegerá la cubierta de cualquier oxidación o corrosión ulterior.

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