12 hábitos que las personas más agradables tienen en común

Las personas agradables saben cómo manejar sus emociones.

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La vida funciona con un mismo patrón para todos: tiene sus momentos fáciles y difíciles por igual. ¿Pero cómo hacen algunas personas para enfrentar los conflictos cotidianos y seguir siendo agradables? Hay hábitos que destacan a quien sabe vivir con armonía, en buen equilibrio emocional y físico, y eso no está fuera de tu alcance. Tú también puedes estar mejor y llevar una existencia más agradable. Aquí encontrarás 12 claves que te harán comprender por qué algunas personas son estables incluso en los momentos más difíciles.

Overview

Son comprensivos

Una persona agradable sabe comprenderte.

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Comprender no es simplemente entender lo que sucede. Es estar atento a tu gestualidad, a tu situación, habilitar todos los sentidos de la atención y a partir de ahí, comprenderte. Una persona comprensiva es empática, puede asimilar tu situación aunque no la esté viviendo, y sabe sonreír y aportarte su grano de arena. No impone su consejo, ni su visión; es permeable a oírte, y recién entonces habla.

Son emprendedores

Una persona agradable busca superar cualquier dificultad de manera activa.

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Una persona agradable es una persona viva, y una persona viva es una persona que acepta los desafíos. No importa la edad que tenga ni el tipo de vida que lleve, una persona agradable no es pasiva, sino activa. En definitiva, actúa. Si para estar mejor necesita asistir a yoga o a una sesión de kinesiología, lo hace. Si siente que su trabajo no le reporta tranquilidad, busca nuevas opciones. Si algo atenta contra su equilibrio interno, no se resigna pasivamente. ¡Busca activamente mejorar su situación!

Buscan estar mejor

Hay maneras creativas para enfrentar cualquier situación de la vida diaria.

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Para ser agradable y buena persona, no hace falta que la situación personal brille. Basta con ser conciente de lo que te sucede y buscar mejorar. Si tienes problemas familiares, los enfrentas. Si hay situaciones que no se pueden resolver, las dejas de lado y te dedicas a lo que sí puedes enfrentar. La vida es un sinfín de situaciones y de todas ellas puedes aprender; lo importante es que no te quedes de brazos cruzados, que puedas tener la mente abierta y encontrar nuevas y creativas maneras de encarar alegremente el día que estás viviendo.

Tienen paciencia

La paciencia es una virtud que puede llevar tiempo cultivar, ¡pero no pierdas la paciencia!

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Una persona agradable no es una persona ansiosa. La ansiedad nos hace perder el equilibrio interno, nos lleva a tomar decisiones apresuradas o bajo emociones afectadas. La paciencia es el arte de saber que las cosas tienen su tiempo. Si eres paciente, tienes todo a tu favor. Puedes esperar, incluso en una situación que no sea agradable. Aunque la situación no sea cómoda, estarás bien.

George Gurdjieff es quizás una de las personas más importantes del siglo XX. Fue un maestro de danza a la vez que un maestro espiritual. Contó que su abuelo era muy pobre y antes de morir, le dejó como legado lo siguiente: "Cuando alguien te insulte, aguarda 24 horas antes de responder". Como promesa a su abuelo, tuvo que desarrollar la paciencia. Cada vez que alguien lo insultaba, Gurdjieff le decía: "Le hice una promesa a mi abuelo, tengo que esperar 24 horas para responderte". Luego de todo un día de ser paciente y meditar la respuesta, Gurdjieff comprendía que quizás la persona que lo había insultado tenía razón, o que si respondía con violencia no tenía ningún provecho. Se ahorró muchas reacciones emocionalmente negativas al aprender, a través de la promesa hecha a su abuelo, que la paciencia te hace elegir mejor y te ayuda a mantener la compostura.

No juzgan a los demás

Una persona agradable sabe ponerse en tus zapatos.

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No es agradable estar juzgando a los demás todo el tiempo. Juzgar es no comprender la situación del otro; el que juzga, no es buen entendedor. Criticar sin comprender los más profundos problemas psíquicos de la otra persona no es bueno. Si un médico te dijera "te has enfermado, eso es problema tuyo, lo hubieras pensado antes de salir de juerga ayer a la noche, no voy a ayudarte", significaría que no te ha entendido. Pero un médico no es así y una persona agradable tampoco. Al contrario, es comprensiva. Luego puede elegir ayudar o no ayudar, pero no anda diciéndote lo que tienes que hacer. Alguien agradable sabe ponerse en tus zapatos, sabe lo difícil que puede ser enfrentar los conflictos diarios, entiende que la realidad puede ser inestable, y por eso mismo no te juzga.

Expresan sus emociones

Es importante que sepas expresar tus emociones y apoyarte en los demás.

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Una persona agradable es una persona genuina. No es simplemente sonriente. Una persona agradable no es un actor; no pone una sonrisa aunque por dentro esté teniendo emociones desagradables. Si tiene algo que decirte, te lo dice. Pero se destaca por hacerlo de manera compasiva, simpática, atenta a tus emociones y a lo que puedes escuchar. Por eso, ser agradable es ser expresivo. Cuando guardas lo que sientes y no lo expresas, te vuelves represivo, te vuelves una bomba de tiempo, alguien que de una forma súbita puede estallar. Pero alguien agradable tiene control de lo que le sucede, y eso es porque no guarda sus emociones. Se permite expresarlas, pero de manera sana, pensando en tener buenos resultados con los demás.

Abren su corazón

Una persona agradable te muestra que se puede enfrentar dificultades de manera franca y abierta.

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Una persona agradable es alguien que te hace sentir agradable, y eso es porque es atenta, abierta, te hace sentir humano. No se trata de no tener problemas; nadie es un súperhumano. Nadie está más allá de los conflictos cotidianos, de los accidentes, de giros inesperados en situaciones de la vida diaria. De esta manera, una persona agradable muestra su humanidad, se expresa, te hace ver que también tiene sus dificultades, que también atraviesa conflictos que tú puedes estar enfrentando. Pero lo hace con el corazón abierto, con cariño, con simpleza, lo hace para generar un vínculo cercano entre ambos. Una persona agradable te muestra que se puede enfrentar dificultades de manera franca y abierta, y a la vez seguir siendo buena persona.

Saben escuchar

Una persona agradable primero escucha y luego habla.

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Una persona agradable primero escucha y luego habla. No tiene prisa en darte un consejo o en hacerte escuchar su punto de vista. Primero quiere saber qué es lo que te ocurre. Una persona agradable sabe que para orientar o para opinar, primero hay que conocer la situación a fondo. En la vida todo se trata de puntos de vista y aceptar la subjetividad de los demás. Por eso, alguien empático busca escuchar qué te sucede, cómo piensas las cosas, y a partir de ahí se permite hacer observaciones que concuerden con tu manera de comprender la realidad.

Aceptan de buen ánimo lo que sucede

Una persona agradable tiene siempre una visión optimista y acepta lo que ocurre a su alrededor.

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La vida es un sinfín de sucesos que están fuera de nuestro control. Aunque lo intentemos, no podemos controlar todo lo que nos sucede. Nunca sabes cuándo te vas a enfermar, cuándo vas a tener una situación difícil en tu trabajo o cuándo le ocurrirá algo importante a un ser querido. Lo que sí puedes determinar es cómo actuarás cuando una eventualidad suceda. Una persona agradable tiene siempre una visión optimista y acepta lo que ocurre a su alrededor. La sabiduría de la paciencia, de la comprensión, es un valor que te permite integrar lo bueno y lo malo que tiene la vida, y así y todo permanecer de buen ánimo.

Cuidan sus cuerpos

El equilibrio de la salud es un arte que implica un nivel muy alto de autoconocimiento.

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Las sabidurías milenarias incorporan la salud de la mente, pero también la salud del cuerpo. Esto no significa que tienes que ser un profesor de yoga o de crossfit para ser agradable. Basta con que sepas cuál es la realidad de tu cuerpo y busques cuidarlo, mantenerlo lo más armónico posible. Cuando te enfermas, descansas. Cuando estás con buena salud, buscas mantenerla. El equilibrio de la salud es un arte que implica un nivel muy alto de autoconocimiento. Y una persona agradable sabe mantener ese equilibrio.

Son emocionalmente equilibrados

Una persona agradable sabe cuándo y con quién expresar sus problemas.

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Si a cada rato te dejas llevar por tus emociones, ¿cómo puedes ser agradable? Un día estás enojado, al otro triste, al otro eufórico, nadie sabrá qué esperar de ti, serás una ruleta rusa emocional. Una persona agradable busca transitar lo que le ocurre sin perder la calma. Claro que también tiene días difíciles, como a todo el mundo le ocurre, pero atraviesa esas crisis con la sabiduría de que pasarán y de que esas emociones intensas no tienen que alterar sus relaciones íntimas. Muchas veces no te enterarás de qué le ocurre por dentro a una persona agradable, y no porque lo esté reprimiendo o no quiera contártelo, sino porque sabe que sus problemas son sus problemas, y sabe cuándo y con quién expresarlos.

Están ahí cuando los necesitas

Si tienes a una persona agradable a tu lado, puedes sentirte agradecido de la vida.

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Una persona agradable es también un compañero y un aliado en el tránsito de la vida. Cuando alguien es agradable, no lo es para aparentar; es que realmente está bien y vive la vida con optimismo y alegría. Como seres sociales que somos los humanos, no podemos vivir sin estar con los demás. Una persona agradable tiene esa sabiduría, y sabe que a veces te ayudan y a veces eres tú el que ayuda. Si tienes a una persona agradable a tu lado, puedes sentirte agradecido de la vida. Porque cuando lo necesites, estará allí para ayudarte.

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