Maneras de describir a una muchacha hermosa

Cómo describir a una chica hermosa.

Paula Bronstein/Getty Images News/Getty Images

Las mujeres hermosas desde hace mucho han impulsado a los hombres a hacer poesía en un intento por describirlas con palabras. Debido a que gran parte de la poesía ofrece descripciones, una amplia gama de recursos poéticos son perfectos para describir la belleza femenina. Cuando se combinan adecuadamente, pueden crear una imagen verbal ricamente visceral de una chica encantadora.

Denotación y connotación

Cuanto más corta sea la descripción, más importante es cada palabra, y cuando estás tratando de resumir la belleza de una muchacha en una sola palabra, la búsqueda de la palabra perfecta es imprescindible. La palabra "bella" tiene muchos sinónimos, y la mayoría comparten la misma denotación, o significado básico. Sus connotaciones, sin embargo, o sutiles distinciones y matices de significado, son muy variables. La palabra "preciosa" implica suntuosidad, por ejemplo, mientras que "deslumbrante" implica una especie de encantamiento sexual.

La metáfora y el símil

Una forma de describir a una mujer hermosa es compararla con otra cosa. Las comparaciones con la belleza de la naturaleza siempre han predominado, ejemplificadas popularmente por William Shakespeare en su soneto 18 que comienza así: "¿Puedo compararte a un día de verano?" El símil es decir que ella se parece a algo, mientras que la metáfora se salta el lenguaje entre líneas y dice simplemente que ella es la cosa descrita.

Sinécdoque

La sinécdoque es un término poético para el tratamiento de una parte como si fuera el todo, prestando atención a un detalle específico en lugar de generalidades. En lugar de intentar describir su belleza entera, limítate a sus ojos o labios. Tal descripción puede y debe incluir otros recursos poéticos, como la metáfora y la exageración.

Exageración

La hipérbole utiliza la exageración para dar énfasis, en este caso, la descripción de la belleza de la muchacha. Embellecer tu representación puede ayudar al lector a imaginar cómo es ella, y si se haces correctamente, será reconocida como hipérbole y no como un engaño. Ten cuidado de no llevarla demasiado lejos, sin embargo. El soneto 130 de Shakespeare se burla de los poetas que usan torpemente la exageración, con las siguientes líneas:

"Me encantaría oírla hablar, pero bien sé Que la música tiene un sonido mucho más agradable; Admito que nunca he visto una diosa marchar; Mi amante cuando camina, pisa la tierra".

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