Protección de hábitat

La destrucción del hábitat es la razón más grande para la pérdida de la biodiversidad al momento. La mayoría de la vida en el planeta vive o en océanos o en bosques, ambos explotados por el humano. Los bosques tropicales del mundo están siendo cortados de manera alarmante, con más de la mitad de los bosques primitivos ya destruidos. Casi toda la pesca del océano es completamente explotada o sobreexplotada. Los recursos de agua fresca tienen una demanda excesiva, dejando menos para las otras especies. Para proteger la biodiversidad del océano, la pesca debe ser sustentable y con reducción de presas. Los bosques deben ser conservados en tamaños adecuados para soportar el rango de especies residentes. El agua fresca debe ser conservada para preservar los hábitats en ríos, lagos y tierras húmedas.

Prevención de la contaminación

La contaminación es un gran destructor de la biodiversidad, envenenando los ecosistemas e interrumpiendo el proceso reproductivo en todo el mundo. En sus peores manifestaciones, como el derrame de petroleo de BP en el golfo de México en 2010, la contaminación puede envenenar ecosistemas de una gran zona geográfica. Muchos contaminantes químicos son disruptivos para la reproducción animal, a menudo actuando como una forma de estrógeno sintético. Los problemas de reproducción pueden hacer que a población de las especies se desplome, rompiendo un balance delicado de ecosistemas. Para proteger a las especies y a la biodiversidad, la contaminación debe ser estrictamente controlada y eliminada siempre que sea posible.

Controlar especies invasivas

Las especies invasivas pueden ser animales o plantas que llegan de afuera del ecosistema y luego toman nichos dentro de éste, desplazando a otras especies e interrumpiendo la cadena alimenticia y los patrones de subsistencia. Los ecosistemas estables incluyen mecanismos de control internos con cada especie cumpliendo un rol. Cuando las especies invasivas se presentan, a menudo el ecosistema no tendrá un control natural disponible, resultando en la proliferación y dominación de las especies invasivas. Cuando éstas dominan, la biodiversidad sufre. Para protegerla, se debe tener cuidado y evitar introducir especies no nativas y eliminarlas cuando sea posible. Desafortunadamente, una vez que una especie invasiva se ha establecido, puede ser muy difícil de desalojar.

Tratando con el cambio climático

La mayoría de los científicos están de acuerdo en que el planeta se está calentando por las emisiones del efecto invernadero, con algunos estimativos pronosticando aumentos de temperaturas de hasta 10 grados Fahrenheit (12 grados centígrados) durante el próximo siglo. Las temperaturas globales en aumento harán que las especies se extingan en los ecosistemas del mundo y las especies individuales no podrán tolerar las temperaturas más altas ni podrán emigrar lo suficientemente rápido como para adaptarse. Algunos ecosistemas como los arrecifes de corales, son más sensibles a los cambios climáticos que otros. Para proteger la biodiversidad, las emisiones por el efecto invernadero deben disminuir a niveles sustentables. Dadas las tendencias económicas y políticas actuales, esas reducciones parecen poco probables en el futuro inmediato.