Métodos de defensa y ataque en la época medieval

La guerra medieval se enfocó en atacar y defender castillos.

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La técnicas de guerra en los tiempos medievales eran brutales y directas en comparación con los ataques rápidos que se utilizan en los campos de batalla modernos. Principalmente, el equipo usado por los soldados medievales dictaba el tipo de tácticas que podían emplear. La tecnología solía ser un factor decisivo en la batalla durante la Edad Media, que abarcó desde el siglo V hasta el XV.

Tácticas de asedio

Las máquinas de asedio eran utilizadas para atacar cualquier edificio fortificado como torreones, fuertes o castillos medievales. Había un desarrollo constante de máquinas de asedio mejores, diseñadas para reducir la protección ofrecida por las resistentes paredes de piedra. Por ejemplo, el fundíbulo podía lanzar rocas de 200 libras (90 kg) a los muros de un castillo. Las fortificaciones también eran atacadas por debajo de la tierra. El ejercito atacante intentaba cavar bajo los cimientos de los muros para incendiarlos y así debilitar la fortificación.

Batallas en tierra

En las batallas en tierra, en las que dos ejércitos se enfrentaban cara a cara en un espacio limitado, el conflicto solía ser corto, sangriento y duraba un tiempo extraordinariamente corto. Las tácticas más efectivas se relacionaban con el uso de la tecnología más avanzada del momento. La invención del estribo y una mejor armadura llevo a la aparición de los caballeros montados. Una carga de caballeros solía ser devastadora incluso para las armadas romanas mejor entrenadas. Sin embargo, la invención del arco largo y la aparición de arqueros entrenados redujo la utilidad de los caballeros. Los ejércitos lanzaban ataques tras ataques de flechas sobre los caballeros a la carga y reducían enormemente su fuerza antes de que incluso pudiesen alcanzar a sus oponentes.

Fortificaciones

El principal método de defensa en la Edad Media se preparaba mucho antes de la batalla. El diseño y la construcción de fortalezas era la mejor defensa en aquella época. Quienes construían los castillos más impenetrables se parapetaban detrás de sus muros y alejaban las fuerzas enemigas desde una posición ventajosa. El diseño de las paredes, los fosos, los rastrillos y los métodos de ataque desde la cima de las paredes ofrecían muchas oportunidades defensivas. Los defensores vertían fuego o aceite caliente sobre los atacantes para disuadirlos. La posición elevada también ofrecía una buena ventaja a los arqueros.

Paciencia

La paciencia era una de las mejores defensas para un ejército asediado. Debido a las duras condiciones en los campamentos, las enfermedades eran una amenaza para cualquier ejército que ejecutase un asedio prolongado. A veces, el ejército atacante ofrecía entablar negociaciones pacíficas. También, si el castillo soportaba el asedio el tiempo suficiente, las noticias del conflicto llegaban a sus aliados, quienes podían enviar fuerzas de apoyo. Como resultado de esto, el ejército atacante podía verse atrapado entre el castillo y el ejército de apoyo en una posición bastante desventajosa.

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