Habla con tu hijo y su maestro para asegurarte de que el trabajo escolar no sea demasiado difícil para tu niño. Si la actividad está por encima de sus capacidades personales, tu hijo se sentirá frustrado y se desconcentrará fácilmente.

Pregunta si el maestro podría crear bloques de trabajo para tu niño, ya sea basado en el tiempo o en las secciones del material. Una vez que el bloque esté terminado, haz que se le permita realizar otra actividad, como hacer un dibujo o cualquier otra cosa que no perturbe al resto de la clase pero que permita al niño un descanso mental, antes de pasar a la siguiente sección.

Habla con tu hijo y su maestro acerca de cuál sería la ubicación más apropiada para él en el aula. Algunos niños se sienten bien cuando están sentados justo al lado del maestro y otros trabajan mejor cuando se ubican en la parte posterior de la clase. Encuentra una ubicación donde pueda concentrarse más y distraerse menos con otras variables, tales como alguna actividad que se esté desarrollando fuera del aula y que se pueda ver por la ventana.

Descarta otros factores que puedan causar su distracción. ¿Está hambriento y sediento durante todo el día? ¿Tiene problemas personales con alguien en la clase? Habla con tu hijo sobre lo que puede estar ocurriendo y que no permite que se concentre en la clase.

Habla con su pediatra y realiza un examen físico de rutina para descartar cualquier enfermedad u otras complicaciones. El médico también puede llevar a cabo una evaluación para determinar otras condiciones, tales como TDA o TDAH.