Cómo solucionar los dramas de una adolescente

Procura saber bien todos los detalles antes de involucarte.

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Los dramas montados por una chica adolescente son mucho más que un comportamiento molesto -se tratan más bien de una conducta esencialmente integrada en su ADN-. Un artículo publicado en una edición del 2007 de "The Journal of Family Practice", señala que al llegar a la pubertad, el cerebro de un adolescente es más propenso a ser afectado por la tensión y las emociones de polarización, de manera que tratar con una adolescente es muy parecido a lidiar con una pequeña montaña rusa emocional de siete años de edad. Si tu hija está en medio de un drama constantemente o si se queja de problemas con sus amigos en la escuela, toma todo con calma mientras la ayudas a poner fin a todo ese caos y a mejorar sus relaciones -y sus emociones-.

Mantén la calma y pídele a tu hija que intente hacer lo mismo, sugiere en una entrevista con NPR, la psicóloga Laura Kastner, coautora del libro "Getting to Calm: Cool-headed strategies for parenting tweens and teens ("Logrando la calma: Estrategias para padres sobre cómo mantener la mente fría al tratar con adolescentes y preadolescentes". Cuando tu hija manifieste encontrarse en una situación que ha herido sus sentimientos o en la que sus amigos la han hecho sentirse acorralada, quizá tu primer impulso sea enojarte e intentar unir fuerzas con ella, pero eso no va a servir de mucho. Uno de los beneficios que tu hija tiene cuando provoca una tormenta en un vaso de agua, es obtener tu atención. Asegúrate de darle una atención positiva utilizando sus quejas como catalizador para abrir los canales de comunicación entre ustedes, y no para reforzar el drama.

Habla con tu hija sobre lo que pasó y lo más importante, pregunta por qué sucedió tal cosa. Si ella se queja de que una de sus amigas ya no se sienta con ella en el almuerzo, trata de que te explique cómo eso la hacer sentir y cuál es la razón de que esté tan molesta. Esto le da la oportunidad de abrirse contigo mientras que tu obtienes más datos que ayuden a resolver el asunto.

Pídele a tu hija que asuma su parte de responsabilidad en el drama usando la palabra "yo". Quizá por ejemplo, vuelva un día a casa quejándose de que "Sarah fue tan pesada conmigo en la clase de matemáticas que ¡no volveré a hablarle de nuevo!" En vez de compadecerla, pídele que reflexione sobre su participación en dicha situación y haz que transforme su queja en una frase que utilice "Yo" como sujeto, por ejemplo: "Yo no le hice caso a Sarah cuando ella quería hablar conmigo y luego me sentí ignorada cuando ella hizo lo mismo durante la clase de matemáticas". Esto le ayuda tanto a ti como a ella a ver los dos lados de la historia y a llegar a una resolución adecuada.

Discute las posibles soluciones que ayuden a arreglar la situación. Deja que tu hija dirija una lluvia de ideas que contribuya a acabar con el drama, sugiere la psicóloga Irene S. Levine en un artículo para Psychology Today. Si ella no está preparada para pensar en soluciones y sigue culpando a la otra parte, dale un poco de tiempo para calmarse antes de hablar del problema de nuevo.

Informa a la escuela, a los padres de la otra chica o las autoridades pertinentes, acerca de cualquier comportamiento que pueda considerarse un acto de acoso e la intimidación en la escuela, aun cuando -y especialmente si es el caso- tu propia hija sea quien lo genera. Los insultos, el acoso por la red, la intimidación encubierta que divulga mentiras y rumores que generan ostracismo social o fomenta bromas desagradables sobre otras chicas, son todas formas de acoso escolar que pueden causar no sólo dramas, si no serios problemas en las adolescentes. La intimidación puede ser muy grave y especialmente perjudicial en las chicas, por lo que requiere más atención para lograr una solución cuanto antes.

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