Longevidad

La comida y bebida, al ser de origen orgánico, no duran para siempre. Poco después de que la comida se compra o es preparada comenzará a echarse a perder, convirtiéndose rápidamente en no comestible por los efectos de las bacterias. Al bajar la temperatura de la comida a través de la refrigeración, se puede retrasar o incluso detener temporalmente los efectos de las bacterias, haciendo que el alimento comestible permanezca durante más tiempo.

Planeación

Debido a que la refrigeración aumenta la cantidad de tiempo que un producto alimenticio puede ser comestible, ahora es posible planificar las comidas con antelación. Antes de la refrigeración, las comidas que se preparaban en un día tenían que ser saladas para su conservación temporal, comida ese día o al día siguiente o que comenzaría a descomponerse. Ahora puedes comer comidas varios días después de su preparación original.

Consistencia

Muchos alimentos y bebidas procesadas requieren una cierta temperatura para obtener los mejores resultados, tales como la obligación de almacenar cerveza y cerveza tradicional a temperaturas fijas para mantener el equilibrio químico correcto una vez que se elabora la cerveza. Una vez que fue posible producir los mejores productos en ciertos momentos del día, o incluso del año. La refrigeración permite que la temperatura se mantenga todo el tiempo, así que los fabricantes pueden producir estos productos constantemente.

Distribución

Como los productos orgánicos, tales como alimentos y bebidas, así como las materias primas utilizadas para su producción, decaen con el tiempo, era difícil transportar estos productos a largas distancias antes de la refrigeración. Al igual que con el almacenamiento de alimentos, la distribución entre los países e incluso continentes se hizo más viable una vez que la comida podía ser enfriada hasta el punto en que la decadencia durante el viaje ya no era un problema.