¿Cuáles son algunas parábolas sobre la religión budista?

Las enseñanzas budistas se transmitían tradicionalmente con parábolas.

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El budismo fue fundado por Siddhartha Guatama (subsecuentemente llamado el Buda) en la antigua India. El budismo se extendió a China y el país lo adoptó como la religión nacional durante la dinastía Tang. Las enseñanzas del budismo tradicionalmente toman vida a través de parábolas que inspiran sabiduría y ridiculizan la estupidez. Pueden involucrar personas, animales y algunas veces a Buda mismo.

Ir con la corriente

Una expresión común es, de hecho, la piedra angular de las enseñanzas budistas, como explica la parábola taoísta sobre un viejo que accidentalmente cayó en los rápidos que llevaban a una cascada alta y peligrosa. Los observadores estaban sorprendidos cuando él emergió sin daños en la parte inferior de las traicioneras cataratas. Cuando preguntaron cómo fue capaz de alcanzar tal hazaña, él dijo "Yo me acomodé al agua, no el agua a mi. Sin pensarlo, me permití a mi mismo ser moldeado por ella. Al sumergirme en el remolino, salí con el remolino. Es así como sobreviví".

La parábola de la balsa

Buda le dice a un grupo de monjes una historia sobre un hombre atrapado en el lado peligroso de un río caudaloso, que es seguro por el otro lado. El hombre junta palos, ramas y bejucos para elaborar una tosca balsa que lo lleve al otro lado sin peligro. Después de contar esta historia, Buda preguntó a algunos monjes si el hombre debería quedarse con la balsa y amarrarla a su espalda para uso futuro porque le ha servido muy bien. Los monjes no pensaron que fuera sensato. Buda respondió con otra pregunta: ¿y si el hombre dejara la balsa agradecido, dándose cuenta de que, aunque le ha servido bien, no la necesitaba mas? Los monjes estuvieron de acuerdo de que esta era la mejor actitud. El Buda concluyó su lección diciendo: "Así es también con mis enseñanzas, que son como una balsa y son para cruzar al otro lado, no para guardarlas".

La parábola del elefante

Un entrenador de elefantes llevó un elefante blanco a la tierra de los ciegos, donde los hombres sabios (aunque sin vista) lo examinaron. Aquellos que sintieron la trompa describieron al animal como una serpiente larga y gruesa, mientras aquellos que examinaron la cola lo describieron como una serpiente pequeña y delgada. Aquellos que sintieron sus piernas describieron una columna áspera y gruesa, mientras aquellos que sintieron sus colmillos lo describieron como algo suave y afilado. Los sabios hombres discutieron sobre quién tenía razón sin llegar a un acuerdo. Ninguno de ellos, sin embargo, observó que el elefante era blanco, a pesar de examinarlo con la mejor de sus habilidades. No obstante, el entrenador de elefantes sabía cómo se veía el elefante. En esta parábola, el entrenador de elefantes está iluminado, simbolizando a Buda, llevando al elefante blanco de la verdad a la tierra de los ciegos. Como explica la parábola, todos los hombres sabios han logrado obtener diferentes partes de la verdad, pero sólo el iluminado conoce la verdad completa.

No lo sé

Una vez había un emperador chino que era un budista devoto. El emperador invitó a un gran maestro zen a su palacio para que le pudiera preguntar sobre el budismo. La primera pregunta del emperador fue: "¿Cuál es la más grande verdad de la sagrada doctrina budista?" El maestro respondió "Un gran vacío... y ni rastro de santidad". "Si no hay santidad", dijo el emperador, "entonces ¿quién o qué eres tú?". El maestro replicó: "No lo sé".

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