Roca sello

En el uso normal, roca sello típicamente se refiere a una capa de roca que es impermeable a la migración de gas natural o de petróleo, y que recubre una "roca del yacimiento" más porosa, rica en esas sustancias. El esquisto funciona como roca sello sobre los grandes yacimientos de piedra caliza y de hidrocarburos de arenisca del mundo. Estas formaciones geológicas se conocen como "trampas". La roca sello también se llama "roca impermeable", aunque este es un término utilizado en la topografía, describiendo las cumbres resistentes de las mesetas, cerros, columnas y pilares.

Estructura

A menudo, estas trampas se manifiestan como fajas plegadas de roca sello, con varias mezclas de gas natural, petróleo y agua empujadas bajo el arco. El término geológico para este lecho rocoso en arco es "anticlinal", el cual incluye algunos de los campos petroleros más productivos en el Golfo de México. En la misma región, otras trampas se asocian con domos de sal: aquí, las capas de sal enterradas se empujan hacia arriba debido a su densidad más ligera, arqueando la roca supra-yacente. El gas natural y el petróleo entonces se juntan en el intersticio de la comba de sal y de la roca sello. Las fallas —donde los bloques de roca cambian en relación de uno con otro— también pueden crear trampas de petróleo o de gas natural.

Explotación

Los humanos explotan las reservas de petróleo y gas de las trampas de hidrocarburos mediante la perforación de la roca sello. Una vez que la plataforma de perforación accede a la propia trampa, los hidrocarburos presurizados en líquidos o gases escapan a la superficie para convertirse en combustible. Como los hidrocarburos recuperados se mezclan normalmente con impurezas, deben ser procesados ​​de forma especial para ser utilizables. Cuando definitivamente no están tapados por la roca sello, el petróleo o el gas pueden estar disponibles en la superficie, filtrándose naturalmente hacia arriba a través de los poros y fisuras del lecho rocoso.

Hidrocarburos

Los combustibles fósiles como el petróleo y el gas natural provienen originalmente de la materia orgánica. El metano, por ejemplo, se produce por la descomposición bacteriana de la vegetación; si el sustrato rico en descomposición de un pantano o ciénaga está enterrado por sedimentos, dicho gas puede llegar a quedar atrapado bajo tierra. Los restos de organismos pueden transformarse en petróleo por el calor y la presión derivada del aumento de la deposición.