Creencias sobre las mareas

Las mareas, es decir, el ascenso y descenso de la aguas en relación con las masas continentales, se producen en parte debido a la atracción gravitatoria que existe entre la Tierra y la luna. Las llamadas mareas “alta” o “baja” suelen producirse cada 12,5 horas al día; las fases de la luna influyen en la intensidad con que se producen esas subidas y bajadas, que también se ve afectada por la distancia que separa a la luna de la Tierra.

Las mareas de primavera se producen cuando hay luna nueva o llena. Durante estos períodos, la magnitud tanto de las mareas altas como de las bajas es mayor que durante otras fases lunares. En contra de la errónea creencia popular, las mareas de primavera no se dan solamente en esa época del año. Las mareas muertas, por su parte, tienen lugar en las fases de cuarto creciente o cuarto menguante de la luna y son mucho más débiles que las mareas normales o primaverales.

Folclore y tradición

Hay muchas teorías cuasi científicas sobre las fases de la luna. Por ejemplo, a las fases de luna nueva y luna llena se las considera responsables de los cambios repentinos de humor, del aumento o disminución de la fertilidad y de la incidencia de enfermedades metales. A pesar de los innumerables cuentos e ideas populares que giran alrededor de las fases de la luna, aún no existe un estudio científico concluyente que demuestre la existencia de un vínculo fiable entre ellas y cualquier fenómeno con el que se las haya podido relacionar, como la tasa de natalidad, la incidencia delictiva o los cambios en el estado de ánimo.

Idea erróneas sobre los ciclos lunares

El efecto que la luna ejerce sobre las mareas es en realidad muy pequeño. De acuerdo con el astrónomo George O. Abell, un mosquito que se pose sobre el brazo de un ser humano ejercerá una fuerza gravitacional sobre él mayor que la que pueda causar por la luna. Es cierto que tanto la marea alta como la baja se dan en las fases de luna nueva y luna llena del ciclo lunar, pero esto también se debe al hecho de que el sol se encuentra alineado con la luna y la Tierra, aportando su propia fuerza gravitacional a los océanos de nuestro planeta.