No te precipites

En ocasiones decidimos enfrentar a un vecino molesto cuando estamos hirviendo de ira. En otras, tras haber soportado las situaciones molestas durante un tiempo prolongado. Puede ser ruido, malos tratos o conflictos de otra índole. Pero no pienses en el pasado, céntrate en el presente y en lo que quieres conseguir. No actúes desde la precipitación, en un estado colérico; atenúa tus emociones, y una vez que estés más calmado, recién entonces toma las riendas del asunto.

No acumules emociones

Si acumulas emociones en lo que al vecino molesto se refiere, actuarás movilizado por sensaciones sumamente incómodas. Estas te dominarán y terminarás procediendo de maneras emocionales, y esto podría afectar tu objetivo. Recuérdalo: estás buscando resolver la situación y conseguir lo que quieres, no ponerte a su nivel. No pierdas la calma, a menos que la situación objetiva amerite que te comportes con niveles de mayor agresividad. Pero incluso si utilizas formas más ásperas, hazlo con conciencia y sin perder la calma.

Habla con el encargado

Si vives en un edificio, comunícale al encargado o al administrador sobre tu situación actual. Primero recurre a vías que permitan resolver la situación de la manera más sencilla. Quizás el encargado pueda comunicarle a la persona en cuestión que hay vecinos quejándose por su comportamiento. Si tu pedido es razonable, posiblemente este procedimiento pueda tener injerencia y llevar a buen término la resolución del problema.

Prepara qué le dirás

Si hablar con el encargado no es una opción viable o si lo has intentado y no has tenido éxito, tendrás que confrontar al vecino. Mientras más información recaudes sobre el asunto, mejor será. Habla con vecinos de tu confianza, averigua lo más que puedas sobre el asunto en particular. Por ejemplo, si tu vecino tiene gritos constantes con su pareja, indaga sobre cuál sea su situación actual. Quizás te enteres de que han hablado con él y no ha surtido efecto, tras lo cual deberás modificar tu estrategia. Sea como sea, profundiza sobre el problema y prepara cuál será tu vía de acción. Si vas a confrontarlo, ten un caso fuerte y bien estructurado. Mientras más prolija sea tu exposición, más provechoso será el intercambio.

Coméntale la situación

Si se trata simplemente de ruidos molestos, ve y explícale cuál es tu situación. Quizás trabajas en tu departamento y necesitas que haya silencio; quizás eres estudiante y no puedes concentrarte por los ruidos. Coméntale tu caso tratando de que empatice con tu problema; no uses términos generales como "estás infringiendo la ley de convivencia" o "tu actitud perturba a todo el edifico". Háblale de manera personal, contándole cómo te afecta a ti. Si lo haces de buena manera, comprenderá tu punto.

Escúchalo

Si has llegado a la instancia de recibir una respuesta insatisfactoria, escucha lo que tenga para decirte. Si todavía están a un nivel civilizado, charlando educadamente, no pierdas tu compostura y escúchalo. Sé permeable y recibe su comentario. Quizás trabaje durante los fines de semana y ponga música fuerte un día, durante la semana, porque sea su único día de descanso. Simplemente escucha lo que tiene para decirte; después de todo, es una situación que posiblemente tengan que resolverla en conjunto. Aprender a escuchar es la mejor manera de resolver conflictos humanos.

Llega a un consenso

Si no hay una vía que te satisfaga del todo, tendrás que bajar tus expectativas y zanjar un acuerdo. Intenta mantener la calma para poder obtener el máximo provecho dentro de esta situación, pese a que no sea la ideal. Recuerda que tendrás que seguir conviviendo con esa persona todos los días y que no puedes quedar en malos tratos. O al menos, si puedes evitarlo, lo mejor es que no lo hagas; quién sabe, si esto sucede y tu vecino es cascarrabias, podría empeorar la situación. Por eso, siempre ten cuidado con lo que expones y, ante el problema, busca llegar a la mejor resolución posible. Ánimo, está en tu mano obtener una respuesta positiva ante tu problema.