Compromiso con el matrimonio

El matrimonio siempre cumplió un rol importante en la cultura de China; era tan importantes que durante siglos se arreglaron las bodas en esta cultura. Y se esperaba que esos matrimonios duraran toda la vida. Esta importante decisión no estaba en manos de los jóvenes, sino que lo decidían los mayores. Si bien esta práctica cambió hoy en día, el matrimonio se sigue considerando el estado deseado y la base de la familia. Incluso hoy en día, es común que una pareja solicite la aprobación de sus padres antes casarse, como símbolo de respeto por el conocimiento y la experiencia de los mayores.

Respeto para los ancianos

A diferencia de muchas culturas occidentales que valoran a la juventud, los chinos veneran a las personas mayores y respetan el conocimiento que se adquiere con la edad y la experiencia. Las familias chinas suelen cuidar a los familiares ancianos, en lugar de dejarlos librados a su suerte. Sin embargo, los cambios recientes en la sociedad generaron la posibilidad de que se dicte una ley que exige a los niños visitar y cuidar a sus padres en caso de que abandonen su deber de hacerse cargo de ellos.

Veneración a los difuntos

Venerar a los antepasados es importante dentro de una familia china. Los chinos creen que los espíritus de los familiares que fallecieron continúan vigilando e influyen en las vidas de aquellos que quedaron atrás. El resto de miembros de la familia a menudo arman un altar en la vivienda, con velas, una fotografía de la persona fallecida y varios artículos que se usan como ofrenda. También se colocan artículos que el difunto pueda necesitar en el más allá; en general productos para el aseo, los alimentos preferidos del difunto y dinero se colocan en el altar.

Importancia de la educación

Las familias chinas valoran en gran medida la educación, y se espera que los niños chinos asuman la misma actitud sin dudarlo. Los estudiantes de ambos sexos dedican mucho tiempo al estudio y tratan de destacarse en las materias de la escuela. La televisión, los juegos de computadora, los deportes y el tiempo para jugar a menudo tienen poca prioridad, o casi ninguna, en favor de las actividades académicas. En estas familias prevalece la intensa presión y un ambiente competitivo, ya que los padres insisten sólo en la excelencia académica con la esperanza de asegurar un buen futuro para los hijos.