Los objetos más extraños usados para ingresar elementos en las cárceles

El confinamiento genera tráfico de mercancías ilegales.

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El contrabando ha sido tema de ayer y de hoy en los centros penitenciarios: desde inofensivas películas pornográficas o cajetillas de cigarros hasta las drogas más cotizadas o los más sofisticados componentes electrónicos. Familiares y amigos son quienes introducen la mayoría de los artículos prohibidos en los días de visita, y no faltan tampoco funcionarios corruptos que se prestan. Pero existe toda una gama de métodos ingeniosos para burlar la vigilancia y hacer llegar los más diversos objetos a manos de los reclusos. Continúa leyendo y sorpréndete.

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Artículos en las cavidades del cuerpo

Las radiografías permiten detectar objetos ocultos en el cuerpo.

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Cada vez son más los intermediarios y reclusos que ocultan el contrabando dentro de sus propios cuerpos. La boca, el recto o la vagina se vuelven lugares seguros para transportar y guardar mercancías, que quedan a salvo de los registros periódicos que se efectúan en las celdas. Pero, a veces, el cuerpo humano ofrece otros huecos que no son sus cavidades. Tal es el caso de George Vera, un preso de Texas con obesidad mórbida que escondió una pistola de 9 mm entre los amplios pliegues de su piel.

Drogas en libros infantiles

Los niños pueden ser utilizados para disimular el contrabando.

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En una cárcel de Nueva Jersey, un sorprendente método para introducir droga logró desconcertar a los guardias más veteranos. Se trataba de un libro infantil para colorear, en el cual una inocente dedicatoria decía: "A papi". Llegó por correo a nombre de un recluso, y en sus páginas aparecían garabatos de crayón supuestamente hechos por un niño. Resultó que estaban compuestos por una pasta en la que se habían mezclado sustancias psicotrópicas, además de pigmentos.

"Strippers" disfrazadas

Las mujeres atractivas han sido buenas espías y contrabandistas.

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El Centro de Detención Federal de Miami se ha hecho famoso por un insólito sistema de contrabando. Algunos de los traficantes de droga allí encarcelados acostumbran a contratar asistentes legales, que en realidad son atractivas "strippers". Cuando los visitan, estas señoritas visten trajes formales, de los que se desprenden al quedarse a solas con los clientes. Bajo las prendas ocultan todo un surtido de dinero en efectivo, bebidas y revistas pornográficas. Y por si fuera poco, ofrecen a estos presos ricos una completa sesión de sexo "a domicilio".

Frijoles sospechosos

Los registros y cacheos son frecuentes en las prisiones.

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Frijoles artificiales y granos de café pintados a mano han sido utilizados en algunas prisiones para alojar pequeñas cantidades de cocaína. Se trataba de imitaciones muy buenas, que engañaban fácilmente a los funcionarios. Pero, además de las drogas, las armas también son una mercadería cotidiana. En una prisión alemana circuló un crucifijo que escondía una navaja de aspecto terrorífico. Huesos de pollo, asas de cubo o cepillos de dientes afilados son algunas de las "materias primas" con que los presos fabrican sus armas.

A golpe de catapulta

Los contrabandistas lanzan sus paquetes de formas muy diversas.

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Las catapultas de la antigüedad han vuelto, y no para asediar fortalezas. Los traficantes han decidido usarlas en ocasiones para lanzar paquetes de droga u otros elementos clandestinos hacia los patios de las prisiones. Los reclusos se agrupan formando círculos, y al recibir una señal cambian rápidamente de posición. A veces dos de ellos entablan una pelea a cierta distancia para distraer a los guardias. En ese momento el paquete vuela por encima del muro, camuflado en una pelota de tenis, y rápidamente lo esconden. El procedimiento de la catapulta se emplea de la misma manera en la frontera entre México y Estado Unidos.

Palomas mensajeras

Las palomas pueden llevar mensajes atados a sus patas.

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Los teléfonos móviles son otra de las mercancías ilegales más cotizadas. Los presos los usan para comunicarse con sus bandas en el exterior y coordinar entregas de droga, pero también para mantener su Facebook activo. Para introducir los componentes del celular en las prisiones, los internos recurren a palomas entrenadas, a las que crían y alimentan. Luego sus secuaces se encargan de sacarlas al exterior, donde les atan las pequeñas bolsas con las piezas. Entonces las palomas llevan el encargo a su lugar de origen. Existen también casos de dispositivos móviles ocultados en el interior de una pierna ortopédica.

Preservativos camuflados

Muchos traficantes han muerto por ocultar droga en sus estómagos.

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Los preservativos han sido utilizados por los traficantes para introducir la droga en sus cuerpos. Desde hace tiempo se usan también para introducir transmisores en las cárceles. Se trata de pequeños dispositivos construidos con partes de una radio, que pueden transmitir señales entre las celdas, o escuchar el canal de los guardias. Promover la salud sexual se convierte en la excusa predilecta para darle a los preservativos un uso bien distinto del habitual.

Llamativos peinados

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En 2009, la cantante Amy Winehouse visitó a su marido en la cárcel de Pentonville, donde éste se hallaba en prisión preventiva. El aparatoso peinado que lucía Amy terminó por despertar las sospechas de los funcionarios, quienes procedieron a registrar su cabellera. Parece ser que en otras ocasiones la cantante había ocultado narcóticos en su moño, incluso cuando estaba en el escenario. Algunas versiones aseguran que distribuía la droga en tres niveles: cocaína en la parte superior, heroína debajo y marihuana en la base del peinado. Sin duda muchas otras mujeres han empleado el mismo sistema de contrabando.

Prescripciones

Los médicos de las prisiones deben ser muy cuidadosos.

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En la mayoría de las cárceles está presente el tráfico de sustancias como el "crack", la cocaína o el cannabis. Pero cuando estas drogas escasean, los presos no vacilan en recurrir a otras, como la metadona. Toxicómanos a quienes se les ha prescrito legalmente esta medicación, simulan tomar la pastilla en presencia del médico o enfermera, pero en realidad la guardan en su boca sin tragarla. Cuando se quedan solos la escupen en un recipiente y se la envían a quienes han pagado por ella.

Un equipaje muy abultado

Los visitantes son registrados en las cárceles.

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No siempre son objetos lo que entra o sale de las cárceles de forma ilegal. La prisión mexicana de Chetumal vivió uno de los intentos de fuga más increíbles de todos los tiempos. Una mujer llamada Mar Arjona no estaba dispuesta a esperar los 20 años de condena que debía cumplir su esposo. Durante una visita conyugal se las arregló para introducir una maleta de grandes dimensiones. Su marido consiguió meterse dentro en posición fetal, y Mar intentó sacarlo como si fuera un equipaje. Naturalmente, fueron descubiertos.

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