Apariencia

Aunque el color y la apariencia son las señales más obvias de que un pollo está en mal estado, éstas no aparecen hasta que las bacterias se desarrollan a niveles extremos. El cambio de color de la carne no siempre es un signo confiable de que está pasada. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos afirma que el pollo puede naturalmente volverse más claro o más oscuro aún cuando la carne esté fresca y sea segura para el consumo. Incluso algunos colores que podrías ver como signos de un pollo en mal estado, a menudo se ven en una carne completamente saludable. La piel puede ser de color amarillo o blanco azulado cuando el pollo está aún fresco. Estos colores inusuales se deben a la edad del animal, el ejercicio, la raza y la dieta. Tira el pollo si tiene obvios cambios de color causados por moho, pero busca otras señales antes de descartar un pollo que sólo se ha puesto ligeramente más oscuro o más claro.

Olor

Una de las formas más seguras de determinar si el pollo se ha pasado es el olor de la carne. Las fechas de vencimiento no siempre son confiables, por lo que es una buena idea oler el pollo cuando lo traes a casa de la tienda. El pollo pasado tiene por lo general un fuerte y desagradable olor. Si tiene un olor parecido a levadura, amoníaco, o el de los huevos podridos, la carne está echada a perder.

Textura

Otra forma fácil de saber si la carne de ave está en mal estado es comprobar cómo se siente. El pollo pasado normalmente se pone pegajoso al tacto. Cuando la carne envejece, la textura va de pegajosa a viscosa. El pollo en mal estado comienza a oler mal antes de ponerse viscoso; por lo tanto, si la carne se siente rara al tacto podría ser una señal más de que se ha podrido.

Fecha de vencimiento

Aunque la echa de vencimiento del envase pareciera ser una forma obvia de decir si el pollo está bueno o malo, no debería confiarse en ella si hay señales de que el pollo está pasado. Si la carne no tiene el frío adecuado cuando es almacenada, puede vencer antes de lo que indica el envase. Para que mantenga una temperatura fría constante, el pollo debe ser guardado en el fondo del refrigerador, lejos de la puerta. Aunque por lo general toma más tiempo para que se desarrollen bacterias perjudiciales, la USDA recomienda usar o congelar el pollo dentro de los dos días de haberlo comprado.