Las principales fuentes de la Revolución Francesa

La Revolución Francesa fue el resultado de un complejo conjunto de causas relacionadas entre sí.

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La Revolución Francesa de 1789 ocurrió por muchas razones, incluyendo factores económicos, sociales e intelectuales. Francia era una de las naciones más ricas y poderosas de Europa en el momento de su revolución. Pero la corrupción y la codicia entre la aristocracia minó la fuerza inherente de la sociedad francesa y dio lugar a la insatisfacción y el descontento, lo que culminó en una revolución sangrienta.

Ideas de la Ilustración

Hacia finales del siglo XVIII, nuevas ideas circulaban en Europa y en las colonias americanas. Estas ideas eran parte de la Ilustración, que fue el resultado del crecimiento de la ciencia, la industria y la burguesía en los siglos anteriores. Los intelectuales comenzaron a cuestionar el viejo orden feudal de la monarquía y la iglesia. En su lugar, postulaban un nuevo y moderno régimen basado en la igualdad de derechos para todos los hombres, dirigido a poner fin al poder de la iglesia y el clero. La ciencia reemplazaría a la superstición y la religión. La revolución americana había crecido a partir de estas ideas. Algunos franceses habían luchado en el bando de los americanos en la guerra y habían absorbido algunas de estas nuevas ideas. Después de la revolución americana, norteamericanos como Thomas Jefferson y Benjamin Franklin se desempeñaron como diplomáticos en Francia y difundieron sus teorías sobre la democracia y la libertad a los intelectuales franceses.

La monarquía y la aristocracia francesa

Muchas personas en Francia se mostraron receptivas a las ideas sobre la igualdad y la democracia, porque la aristocracia francesa había sido impopular en los años previos a la Revolución. El rey Luis XV y su sucesor, el rey Luis XVI, llevaron lujosos e incluso glotones estilos de vida en la corte de Versalles. La nobleza no pagaba impuestos, pero una gran carga de impuestos sí recaía sobre la creciente clase media, el proletariado urbano y el campesinado. A pesar de los cambios fiscales que fueron propuestos, la nobleza siguió rechazándolos. El sistema judicial era corrupto, los recaudadores de impuestos eran corruptos, y la percepción era que el sistema en su conjunto era manipulado en beneficio de la aristocracia y para explotar a todos los demás.

Aprietos financieros de Francia

En vísperas de la revolución, Francia estaba esencialmente en la bancarrota, a pesar de tener una economía rica y productiva. El gobierno había tomado grandes préstamos para financiar dos guerras, la Guerra de los Siete Años contra Inglaterra, y la Guerra de la Independencia Americana, en la que Francia luchó en el bando de los estadounidenses contra su viejo enemigo, Inglaterra. El palacio de Versalles siguió siendo un gran drenaje de recursos del país durante los reinados de Luis XV y Luis XVI. En lugar de gravarse a sí mismos para pagar por todo esto, la nobleza pedía dinero prestado a tasas de interés ruinosas. También continuaron cobrándoles impuestos a los campesinos hasta el punto de que algunas familias se morían de hambre. Todo esto llevó a un tremendo resentimiento contra el régimen.

Hambre

El colmo fue probablemente la hambruna que asoló a Francia en 1788 y 1789. Las condiciones climáticas causaron que la cosecha de trigo fuera mucho menor en aquellos años. Francia no tenía mucho cultivo de papa, al igual que otros países europeos durante ese período, por lo que no tenían nada a qué echar mano cuando la sequía y las inundaciones asolaron las cosechas. Estas condiciones en las zonas rurales de Francia condujeron a las revueltas campesinas en los veranos de 1788 y 1789, inmediatamente antes de la Revolución Francesa.

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