Cómo saber cuándo el queso roquefort está podrido

El queso roquefort contiene un tipo de moho comestible, que es de donde obtiene su color azul. Esto hace que sea difícil saber cuándo se ha tornado peligroso comerlo. Sin embargo, existen varios métodos diferentes para reconocer el moho insalubre y el crecimiento de bacterias en este tipo de queso. Los sentidos básicos de vista, olfato y tacto generalmente pueden realizar un diagnóstico seguro del estado del queso roquefort. Si no estás seguro de su estado, deberías realizar todos los pasos expuestos a continuación. Si aún persisten algunas dudas, no lo comas. Es mejor prevenir que lamentar.

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Verifica el color del queso roquefort. Si las partes blancas están comenzando a tornarse amarillentas o las partes azules están comenzando a tornarse verdes, no lo comas. Si cualquier parte del queso presenta un color que no es blanco o azul, debería ser descartado.

Huele el queso roquefort. Si huele a amoníaco, está comenzando a ponerse feo. Si bien es normal que su olor tienda a tornarse muy potente, cuando comienza a oler a amoníaco no debería ser consumido.

Come un pequeño bocado del queso roquefort. Si el sabor correspondiente a su tipo se mantuvo, aunque un poco más fuerte, es seguro comerlo. Si el sabor parece "raro" de cualquier forma, es mejor descartar el producto.

Busca pelusas y moho que no hayan estado allí cuando el queso estaba fresco. Cualquier crecimiento adicional podría ser una bacteria nueva e insalubre que se está formando en el queso.

Verifica si tiene una sustancia viscosa. El queso roquefort puede desarrollar una textura viscosa cuando comienza a echarse a perder. Si existe un exceso de humedad o si la textura ya no se encuentra seca y quebradiza, debería ser descartado.

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