Tradiciones de boda Rumanas Ortodoxas

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Rumania es un país relativamente pequeño en el sudeste europeo. La población es de aproximadamente 22 millones, y aunque hay muchos grupos étnicos representados en ese número, el 86 % de la población pertenece a la Iglesia Rumana Ortodoxa. La tradición es una prioridad alta para los miembros de la Iglesia Rumana Ortodoxa, al igual que mantener vivas prácticas de bodas de varios años es muy importante para su fe.

Procesión silenciosa y cánticos

En una boda Rumana Ortodoxa, la preparación del evento es muy similar a la mayoría de las ceremonias occidentales. La novia y sus invitados se encuentran en la casa de la novia antes del evento, mientras el novio y sus hombres esperan en la iglesia. El padre u otro hombre importante para la novia camina con ella en el pasillo. Sin embargo, la iglesia Rumana Ortodoxa no tienen instrumentos durante el servicio, y en las bodas, la novia camina en completo silencio. Cuando la ceremonia comienza, el sacerdote canta en vez de hablar.

Coronas

En el principio de la boda, el sacerdote pone coronas de metal o flores en las cabezas del novio y de la novia. Estas coronas simbolizan dos ideas diferentes. La primera es que ellos asumen la gran responsabilidad y autoridad como una pareja oficial y formal. La segunda idea es el martirio, la corona simboliza la corona de espinas usada por Jesús en su crucifixión. Esto es para recordarle al novio y la novia que el matrimonio involucra un gran sacrificio.

Miel y vino

Durante la ceremonia de bodas Rumana Ortodoxa, el sacerdote le da a la novia y al novio 3 bocados a cada uno de una galleta dulce de miel. Un trago de vino sigue en esta práctica para el novio y la novia. Esta es una comunión de condiciones y representa la vida fructífera que ambos están por embarcar juntos.

Atado de las manos

Al final de la ceremonia, el sacerdote ata las manos del novio y de la novia con un lazo. Esto es para recordarle a la pareja que ellos son uno en los ojos de Dios y compartirán su felicidad y malos tiempos el uno con el otro por el resto de sus vidas. Todos los invitados de la boda entonces forman un círculo alrededor del altar tres veces, una tradición que simboliza el compromiso de la pareja a su nuevo matrimonio y la Santa Trinidad como cristianos.

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