Historia

Tanto la iglesia adventista del Séptimo Día y la iglesia de Cristo son denominaciones bastante nuevas dentro de la historia del cristianismo. La primera surgió del movimiento Millerita de la década de 1840, que abrazó la interpretación literal y profética de la Biblia. La segunda se formó en 1906, como resultado de una escisión en la iglesia cristiana, o los discípulos de Cristo, una denominación que remontaba sus raíces en el movimiento de la restauración de los años 1800, que abogaba por un retorno al cristianismo apostólico.

Organización

La iglesia adventista del Séptimo Día está organizada en un sistema de "conferencias". Las iglesias locales se agrupan en conferencias locales, estas se dividen en sindicales, y se agrupan en la conferencia general, que es el órgano rector de la denominación en todo el mundo.

Los miembros de la iglesia de Cristo creen que la existencia de denominaciones contradice al cristianismo y por lo tanto se consideran como una única hermandad de ideas afines. Ellos creen que cada congregación local es independiente de cualquier cuerpo mayor de gobierno. No tienen sede denominacional y no existen publicaciones oficiales. Las congregaciones locales son dirigidas por ancianos y diáconos, que son elegidos por la congregación.

Culto y sacramentos

El día de culto de los miembros de la iglesia de Cristo es el domingo. Esto se debe a la tradición de los primeros cristianos, cuyo día de culto era el primer día de la semana, llamado el "día del Señor", en celebración de la resurrección de Jesús en el primer día de la semana. Para los adventistas del Séptimo Día es el sábado. Esto es de acuerdo con la costumbre judía del día de reposo del séptimo día, que se celebra el séptimo día de la creación, en el que Dios descansó de su obra.

Muchas iglesias de Cristo no usan ninguna música instrumental durante el culto. Los himnos se cantan sin acompañamiento. Los adventistas del Séptimo Día utilizan una variedad de instrumentos musicales en la adoración.

La iglesia de Cristo enseña que el bautismo por inmersión es necesario para la salvación. El bautismo es sólo para los creyentes, y por este medio los pecados son perdonados y la regeneración se lleva a cabo. Los adventistas del Séptimo Día también practican el bautismo de creyentes por inmersión solamente, pero consideran que se trata de una profesión pública de fe y no tiene poder en sí mismo para perdonar pecados, y que la regeneración no tiene lugar en este proceso.

Las iglesias de Cristo celebran la comunión cada semana, mientras que los adventistas del Séptimo Día observan la comunión cuatro veces al año. Antes de la comunión, practican una ceremonia de lavado de pies llamada la "orden de la humildad". Los hombres y mujeres se reúnen en habitaciones separadas para esta parte de la ceremonia, pero se reúnen para la comunión.

Escatología: doctrina del "fin de los tiempos"

Las iglesias adventistas del Séptimo Día creen en el regreso visible, personal, literal e inminente de Cristo. Ellos creen que la muerte es un estado de inconsciencia para todos los pueblos hasta la vuelta de Cristo. Ellos también tienen la doctrina de la "inmortalidad condicional", lo que significa que los que no son cristianos en la segunda venida quedarán totalmente destruidos en el infierno.

Las iglesias de Cristo son o amilenialistas; rechazan un milenio de 1.000 años, o post-milenialistas; creen que Cristo volverá después de un período literal de 1.000 años de paz y prosperidad. Creen que, al morir, las almas de los cristianos van al cielo, mientras que las almas de los que no son cristianos van al infierno. Ellos creen que el infierno es un lugar de tormento eterno y consciente.

Otras características de los adventistas del Séptimo Día

Los adventistas del Séptimo Día creen que el don de profecía todavía está activo en la iglesia de hoy. También colocan un fuerte énfasis en la dieta, la nutrición y la salud. No comen ningún alimento impuro nombrado en la Biblia y el vegetarianismo, aunque no es necesario, es altamente recomendable. También se abstienen del alcohol, el tabaco y la cafeína.