Estate preparado

Tómate el tiempo para aprender tanto como puedas sobre el caso. Incluso antes de las entrevistas iniciales, familiarízate con las fechas, horas y bases del crimen. Si la entrevista es posterior a la investigación, tienes que conocer bien el caso. Lleva contigo notas, transcripciones, fotografías y otro material que pueda ayudar a estimular la memoria del testigo o sospechoso. La preparación también te ayudará a detectar agujeros en la historia o declaraciones conflictivas.

Presta atención

Escudriña todo acerca de la persona entrevistada. Nota su comportamiento y lenguaje corporal. ¿El sospechoso muestra señales de nerviosismo o está a la defensiva? Esto puede indicar un deseo de ocultar algo. Observa el vestido y qué tan arreglada está la persona para conseguir pistas de su personalidad y estilo de vida. Los tatuajes, por ejemplo, pueden revelar afiliaciones con pandillas o intereses personales.

Presta atención a señales no verbales. ¿Los testigos se sientan con los brazos cruzados? Esto muestra una no disposición para hablar. ¿Los sospechosos juegan con su cabello, gafas o relojes? Pueden estar haciéndolo como una táctica de estancamiento mientras piensan las respuestas. Puedes aprender mucho acerca de un entrevistado a partir de lo que él no dice como lo que podrías con lo que dice.

Escucha activamente

Haz una sola pregunta a la vez, y espera hasta que escuches toda la respuesta antes de hacer otra. Haz preguntas simples y abiertas. No confundas al entrevistado con preguntas complejas. Nunca interrumpas al entrevistado. A menudo, los sospechosos te dirán lo que quieres si solo les das la oportunidad. Dale al entrevistado toda tu atención y nunca indiques nada que no sea estar completamente alerta.

Algunas veces, ayuda repetir lo que el testigo ha dicho, como una ayuda para la memoria y como una manera de probar que estás de verdad prestando atención. En otras situaciones, el silencio puede ser tu mejor herramienta. A menudo las personas empezarán a hablar solamente para llenar el vacío. No existe una fórmula establecida de cuándo hablar y cuando permanecer callado. Esa es la razón del por qué es tan importante observar bien. Te ayudará a medir qué tan bien acercarse a un sospechoso o testigo.

Sigue el procedimiento

Sigue el procedimiento apropiado siempre. Una confesión completa no vale nada si es finalmente desestimada en los tribunales. Si los sospechosos están arrestados, asegúrate que lean bien los derechos Miranda.

Busca privacidad

Si es posible, lleva a cabo la entrevista en una habitación privada o en un automóvil de patrulla. Las personas tienden a estar más dispuestas a abrirse si no están rodeadas de amigos o vecinos. Llevar a cabo entrevistas privadas también ayuda a controlar los medios, lo cual puede ser crucial en casos de alto perfil. Una vez establezcas una buena relación con el entrevistado, graba la sesión. El video es lo ideal, pero el audio es mejor que nada. Una transcripción de la grabación será valiosa si la persona cambia de historia durante el juicio.

Crea un vínculo con el entrevistado

Trata de crear un vínculo con el entrevistado. Los testigos se sentirán especialmente más relajados y estarán más dispuestos a hablar. Comienza con cosas básicas como el nombre, el empleo y su educación. Rompe el hielo al hablar sobre cosas que tengan en común. Usa tus observaciones iniciales para preguntar acerca del origen del tatuaje o algún diseño en la camiseta.

Tómate tu tiempo para conocer todo lo que puedas acerca de tus entrevistados. Durante una entrevista profunda, puedes pasar una hora solamente en sus antecedentes. Incluso si ya conoces un poco de las respuestas, las preguntas ayudarán a que las personas confíen y que bajen la guardia.