El entretenimiento en el siglo XVIII

Escrito por Destiny Irons ; última actualización: February 01, 2018
Covered Wagon image by caraman from Fotolia.com

El período colonial estadounidense, desde finales del siglo XVII hasta principios del XVIII, fue una época de trabajo duro y juego creativo. Fueron muchos los nuevos colonos que tuvieron que renunciar a las comodidades de sus hogares en Europa. Obligados a utilizar su imaginación y a depender unos de otros en sociedad y para entretenerse, idearon canciones, juegos y juguetes de los que se sigue disfrutando hoy en día.

Características

El período colonial de la historia estadounidense supuso un trabajo duro tanto para los adultos como para los niños. No había tiendas de juguetes ni actividades organizadas para los pequeños, aparte de ir a la escuela si tenían la edad adecuada. Tras una agotadora jornada, los niños y los adultos buscaban la diversión en la sociedad local. Los pequeños confeccionaban sus propios juguetes, cantaban canciones, recitaban rimas y, si el tiempo lo permitía, se reunían para hacer deporte al aire libre. Las mujeres se distraían en compañía unas de otras, celebrando fiestas y eventos sociales. Los hombres participaban en deportes y competiciones, ayudaban a sus vecinos en las granjas o, si las condiciones climáticas eran muy duras, leían o hacían algún tipo de trabajo manual cerca del fuego.

Características

Niños

Los pequeños solían fabricarse sus propios juguetes. Las muñecas confeccionadas con las chalas del maíz eran muy populares entre las niñas. Por su parte, los niños tallaban animales en madera o hacían canicas de barro. Durante este período, la mayoría de ellos convertía en un juguete cualquier cosa que se encontraba: palos, piedras u otros objetos. Un juego muy popular de la época se llamaba "el aro": los niños hacían rodar aros de madera que iban y venían de unos a otros. También cantaban canciones infantiles que siguen resultando familiares hoy en día, como "Jack Be Nimble". A los niños les gustaba pescar y cazar; las niñas podían aprender a coser o a cocinar. Con frecuencia, los pequeños jugaban mientras los adultos trabajaban, por lo que pasaban mucho tiempo sin vigilancia, corriendo en grupos buscando algo que hacer o inventando juegos. Además, les encantaba jugar a pillarse unos a otros, a la rayuela, a la gallina ciega y a volar cometas.

Historia de

Hombres y mujeres

Los adultos de ese período eran más sociables. Algo muy popular entre las féminas de la época colonial era reunirse para hacer colchas en grupo; las vecinas de una determinada localidad se juntaban para hacer esta labor y al mismo tiempo compartían noticias sobre amigos o familiares y se contaban cuentos populares. A las mujeres también les gustaba tomar el té, acudir a encuentros parroquiales o participar con el resto de vecinos en la construcción del granero de un recién llegado a la comunidad. En estas ocasiones, las mujeres se encargaban de llevar comida y los hombres de trabajar y tocar música. Se solía celebrar un baile en el granero antes de que estuviera terminado. A los hombres les gustaba el boxeo, los troncos rodantes, la caza y el tiro. Por supuesto, las mujeres no solían asistir a estos eventos y, obviamente, no participaban en ellos.

Historia de

Familias

La iglesia era el centro de la vida social del pueblo. Toda la familia asistía al oficio religioso y el encuentro en la iglesia suponía un descanso de la ajetreada actividad de la semana. Las familias también disfrutaban de las ferias de artesanías o mercadillos, en los que no solamente se exhibían los trabajos de los artesanos; también se podía disfrutar de actuaciones musicales y de representaciones teatrales. La cultura puritana estadounidense consideraba a los teatros como algo pecaminoso, pero a pesar de ello había varios que funcionaban por todas las colonias, gozando de mayor aceptación ya a finales de siglo. Se hicieron populares las obras de Shakespeare y también los melodramas. Si no había un teatro disponible, la obra se representaba en algún granero o en una sala de estar.

Invento

Ben Franklin inventó un instrumento musical, al que llamó armónica de cristal, inspirado por alguien que tocaba música clásica con vasos llenos de agua a diferentes niveles. Lo que había en su instrumento no era agua, sino discos de vidrio que vibraban creando tonos diferentes. No fue una invención útil, en el sentido práctico de la palabra, ya que Franklin la creó simplemente como entretenimiento. Hoy en día, se podría comparar la armónica de cristal con el xilófono.

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