Procedimiento

El cáliz es un vaso para beber que asemeja a un tazón o una copa. Durante la Santa Comunión, el cáliz contiene una mezcla de agua y vino. El sacerdote levanta el cáliz para los asistentes durante la misa y recita las palabras de la consagración, estableciendo "este es mi cuerpo". Tiene un valor simbólico significativo, representando la sangre de Jesucristo.

La Eucaristía

Los cálices son una parte integral de la práctica católica, representando un concepto sagrado conocido como la Eucaristía. El sacerdote conduce el procedimiento con el cáliz (lo que involucra la Santa Comunión) y la congregación consume una pequeña cantidad de vino y pan. Combinado con el vino como sangre de Cristo, el pan simboliza el cuerpo de Cristo. Tiene tres propósitos. Primero, es una promesa de vida eterna. Segundo, provee crecimiento espiritual. Finalmente, el cáliz, vino y pan sirven para proveer nutrición espiritual.

Cálices notables

Aunque los cálices son comunes, existen algunos elaborados que existieron desde mucho antes del año 800. El cáliz de Tessilo, por ejemplo, se cree que tiene orígenes irlandeses, como es indicado por su diseño. Sin embargo, se sabe muy poco sobre. El cáliz de Ardagh es otro icono histórico prominente, que también se cree que es irlandés. Desafortunadamente, la mayoría de los cálices antiguos han sido destruidos o se han perdido.

Estándares de diseño

Considerando el significado espiritual e histórico del cáliz, la Iglesia Católica estableció ciertos estándares para su construcción. Para reflejar esto, el cáliz se hace con oro o plata. También hay reglas estrictas sobre su mantenimiento. Cualquier abrasión u otro daño requiere una reparación inmediata. Una vez que el asunto está remediado, el cáliz debe ser consagrado por un obispo antes de que pueda regresar a la Iglesia para su uso.